SUBACHOQUE, Colombia, 21 dic (Reuters) - Lo que era un cultivo de siete hectáreas de cannabis con 25 variedades en el centro de Colombia desapareció en un año y ahora los desvencijados invernaderos están invadidos por calabazas y maleza, obligando a la empresa a despedir a 200 de sus 218 empleados.

"Vamos de mal en peor, es una lenta agonía y el reloj corre en nuestra contra con socios presionando y sin flujo de caja para operar", dijo el representante de la compañía colombo canadiense, quien pidió el anonimato y busca nuevos inversores para evitar cerrar la empresa a la que ya han destinado más de 20 millones de dólares.

La industria legal de cannabis sufre una ola de cierres en el país sudamericano por la falta de implementación de regulaciones que mantiene frenada la producción y comercialización de medicamentos y otros productos a nivel nacional, dijeron empresarios, analistas y el gremio del sector.

A ello se suma la caída por quinta vez de un proyecto de ley que buscaba regular el uso adulto recreativo del cannabis, así como la entrada en vigencia de una medida en febrero próximo que obliga a las empresas a destruir gran parte de sus inventarios, lo que provocaría otras quiebras.

Según la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis, Asocolcanna, entre 2017 -cuando el país sacó la ley para explotar la actividad- y finales del 2022 unas 400 de las 1.300 empresas que operaban en Colombia dejaron de funcionar.

La tendencia se aceleró durante 2023 y otras 200 firmas cerraron, lo que significa que casi la mitad de la industria ya claudicó.

De casi 57.000 hectáreas licenciadas para ser cosechadas con cannabis están sembradas 27 hectáreas, agregó Asocolcanna.

INVERSIONES EN PROBLEMAS

Khiron Life Science cerró su cultivo en el que invirtió 15 millones de dólares, una línea de cosméticos, así como sus clínicas en Reino Unido, Brasil, Perú y algunas locales.

La empresa, listada en la bolsa de Toronto, ahora enfoca su operación en cuatro clínicas en Colombia en las que atiende unos 5.000 pacientes con medicamentos personalizados que son costosos, no son cubiertos por el plan obligatorio de salud y apenas le da la suficiente caja para seguir en pie.

"La principal traba es la interpretación sobre la inclusión del cannabis medicinal en el plan de salud en Colombia", dijo el presidente de la compañía, Álvaro Torres. "El cannabis medicinal funciona, eso no tiene duda, si se logra el marco regulatorio adecuado pues la industria puede volver a crecer, el problema es cómo aguantar de aquí a que eso pase".

La acción de Khiron pasó de 4,05 dólares canadienses en febrero del 2019 a 0,04 dólares en mayo, la última vez que se transó.

El cannabis legal atrajo más de 500 millones de dólares en inversión, principalmente extranjera, sin que haya recuperado el capital inicial, según Asocolcanna.

La ley permite la tenencia, producción, distribución, comercialización y exportación de flor seca, semillas, plantas y sustancias derivadas de la marihuana, como aceites, pastillas, cremas y extractos con fines medicinales, así como usos industriales, entre ellos en alimentos, bebidas y cosméticos.

Pero hay muchas zonas grises porque las autoridades no han emitido la implementación de la regulación, manteniendo frenada la mayoría de las actividades locales y las exportaciones promedian cinco millones de dólares anuales, según cifras de la estatal Procolombia.

"Hubo un error en no desarrollar un mercado local antes, porque es muy fácil decir que se va a exportar, pero en últimas no tenemos un mercado local donde nosotros podamos soportar nuestras cajas y desarrollar un negocio acá", dijo Mauricio Krausz, director de Plena Global, que hace pequeñas ventas a Reino Unido, Alemania, Israel y Australia.

Una de las principales trabas radica en la ausencia de normas desde una numerosa cantidad de entidades que regulan al sector pertenecientes a los ministerios de Justicia, de Salud y de Agricultura.

En una respuesta a Reuters, el Invima, que vigila y autoriza los medicamentos y alimentos, dijo que en la mayoría de casos los titulares de los medicamentos que piden registro sanitario presentan documentación incompleta.

"Es necesario el cumplimiento de requisitos técnicos y jurídicos (...) situación que muchas veces se ve como obstáculo siendo en realidad medidas para salvaguardar la salud de la población", agregó.

El resto de entidades involucradas en la regulación del sector no respondieron a repetidas solicitudes de comentarios.

LEGALIDAD VS CRIMINALIDAD

"Por exceso de regulación y por regulación mal enfocada lo que está ocurriendo es que el mercado interno está siendo atendido por la criminalidad y por la ilegalidad y no por las empresas licenciadas para poder sostener nuestras operaciones", dijo Camilo de Guzmán, presidente de la junta directiva de Asocolcanna.

Mientras los empresarios deben cumplir con las normas, cientos de pequeños negocios venden ilegalmente en tiendas y plazas suplementos alimenticios, cremas y otros productos artesanales sin controles, en tanto, las personas cultivan a pequeña escala para atender sus necesidades.

"Con mi abuela empezamos a cultivar para sacar flores para hacerle pomadas", dijo Camila Sierra, de 28 años, quien cosecha 18 plantas de cannabis en su casa para atender el dolor crónico de la anciana y de paso para fumar.

La ley permite portar y consumir la dosis mínima de 20 gramos de marihuana y cultivar hasta 20 plantas de cannabis para uso personal, pero su compra y venta es ilegal, lo que deja la comercialización a la criminalidad en un país azotado por el narcotráfico.

"Queremos solucionar esta contradicción", dijo el congresista Juan Carlos Losada, autor del proyecto de ley que buscaba regular el cannabis de uso adulto, rechazado la semana pasada en el legislativo.

Las dificultades persisten pese a que el presidente izquierdista Gustavo Petro propone reenfocar la política antidrogas y ha mostrado su apoyo a la legalización del uso recreativo de la marihuana, planta que tuvo su bonanza entre 1970 y 1980, antes de surgir la cocaína, el cultivo de drogas más famoso de Colombia.

"Con tumbar la ley de legalización del cannabis lo único que se hace es elevarle las ganancias al narcotráfico y su violencia", reaccionó Petro.

Pero el sector percibe una dicotomía entre lo que el Gobierno dice y lo que hace.

"Pareciera que hubiera un mensaje claro pero no hay ejecución, nos estamos quedando ahí," dijo Mónica Hoyos, del Observatorio Colombiano de la Industria del Cannabis.

"Nuestra esperanza es que este Gobierno que se define progresista, que ha dado pasos certeros en el discurso en la política del tema de drogas, en el tema de tierras, que se traduzca efectivamente en un impulso de la industria", agregó.

Las empresas piden que se revoque la norma de destruir los inventarios que lleven 2 años sin comercializar y que entra en vigor en dos meses.

"Cuando empezó el Gobierno del presidente Gustavo Petro, la industria de cannabis estaba en cuidados intensivos y, hoy en día, este Gobierno tiene una altísima probabilidad de ser el sepulturero", dijo Miguel Samper, exviceministro de Justicia y quien presidió Asocolcanna hasta hace unos meses.

Muchos inversores ya perdieron las esperanzas.

"Ya me resigné y estoy dando una sana sepultura a mi plata, estoy haciendo un 'write off'", dijo un socio de una empresa que levantó casi 100 millones de dólares en capital.

(Reporte de Nelson Bocanegra, editado por Julia Symmes Cobb)