Sosteniendo un cartel que decía "Dejen de armar a Israel" y ondeando banderas palestinas, unas 50 personas se apostaron frente a una de las entradas de la planta de Rochester, Kent, donde BAE prueba y ensambla equipos electrónicos utilizados en aviones militares y en sistemas de vigilancia.
Decenas de manifestantes se congregaron en otras entradas.
BAE dijo que no exporta directamente ningún equipo a Israel, pero el grupo es un proveedor de primer nivel en los aviones de combate F-35 de fabricación estadounidense que pilota Israel.
"Estamos horrorizados por la situación en Israel y Gaza y por el devastador impacto que está teniendo en los civiles de la región y esperamos que pueda resolverse lo antes posible", declaró un portavoz de BAE, en alusión a la guerra entre Israel y el grupo islamista palestino Hamás.
"Respetamos el derecho de todos a protestar pacíficamente. Operamos bajo la regulación más estricta y cumplimos plenamente con todos los controles de exportación de defensa aplicables, que están sujetos a una evaluación continua."
La protesta en las instalaciones británicas sigue a las medidas adoptadas por los sindicatos de Bélgica y España, que se han negado a manipular envíos de material militar por la guerra de Gaza.
Israel ha asediado e invadido Gaza prometiendo destruir a su grupo gobernante Hamás tras el ataque del 7 de octubre de Hamás contra Israel en el que, según afirma, murieron 1.400 personas. La embestida israelí contra Gaza ha matado a más de 10.000 personas, según los funcionarios sanitarios de Gaza.
A principios de esta semana, el sindicato de estibadores del puerto de Barcelona se negó a cargar o descargar material militar, mientras que a finales de octubre, los sindicatos belgas de trabajadores del transporte pidieron a sus afiliados que no manipularan material militar que se enviara a Israel.
En las últimas semanas se han celebrado manifestaciones periódicas en ciudades de toda Europa para mostrar su apoyo a los palestinos de Gaza.
Una gran marcha propalestina prevista para el sábado en Londres ha causado controversia al coincidir con el aniversario del final de la Primera Guerra Mundial, lo que ha hecho temer que también lleguen a la capital contramanifestantes.
