JAN YUNIS, GAZA, 5 jul (Reuters) - En una habitación del piso de arriba, detrás de los muros destrozados de un edificio de Gaza, las máquinas de coser zumban mientras los hombres trabajan en mesas abarrotadas: el esfuerzo de un empresario palestino para ayudar a la economía del enclave después de nueve meses de bombardeos israelíes.

Casi todos los 2,3 millones de habitantes de la Franja de Gaza han perdido sus hogares, y las tiendas, mercados y fábricas han quedado reducidos a escombros por la campaña militar israelí lanzada en respuesta al ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023.

La desesperada población de Gaza, que ahora vive en su mayoría en tiendas de campaña o hacinada en refugios comunales, lucha para permitirse los pocos alimentos y otros bienes disponibles en los mercados callejeros instalados entre las ruinas.

"Abrí esta fábrica para los desplazados, para que puedan trabajar y así pueda haber trabajo para (ellos)", dijo Omar Samer Shaat, cuya fábrica anterior en Rafah, en el sur de Gaza, fue destruida por un bombardeo israelí.

Rescató maquinaria, telas, hilos y otros materiales de los escombros de la fábrica, los utilizó para iniciar el nuevo taller en la cercana Jan Younis y ofreció trabajo a sastres que habían sido desplazados por los combates. Shaat estima sus pérdidas económicas debido a la guerra en 6 millones de dólares.

Dentro de la fábrica, los hombres trabajan en mesas con bombillas colgadas del techo. La ropa se coloca cuidadosamente en el suelo, con tijeras y ovillos de hilo a mano.

Dado que Israel impuso un estricto asedio a Gaza al comienzo del conflicto y solo permitió la entrada de algunos suministros humanitarios, escasean bienes comunes como la ropa.

"Los cruces fronterizos están cerrados desde hace algún tiempo. No entra ropa confeccionada, ni telas ni nada. Decidimos abrir esta fábrica en esta casa bombardeada para que pueda producir para la gente", dijo Shaat.

Sami Hassouna, uno de los sastres del taller de Shaat, dijo que lo habían obligado a abandonar su casa y se refugiaba en el área cercana a la Universidad de Al-Aqsa, a aproximadamente una hora de distancia.

"Recuperamos la maquinaria, la tela y las agujas, todo eso, lo recuperamos de debajo de los escombros", dijo. "Pero necesitamos continuidad y para ello es necesaria la entrada de nueva materia prima".

(Reporte de Hatem Khaled; escrito por Angus McDowall. Editado en español por Natalia Ramos)