A finales de 2022, la Unión Europea de 27 miembros estaba sumida en una aguda crisis energética alimentada por la invasión rusa de Ucrania, y los Estados miembros invirtieron entonces cientos de miles de millones de euros en recortes fiscales, dádivas y subvenciones para hacer frente a la crisis.

"La Comisión confirma que no propondrá una prolongación de estas medidas de crisis", dijo en un comunicado, recordando que éstas incluían medidas de reducción de la demanda de electricidad, topes de ingresos para las centrales eléctricas y normas de fijación de precios al por menor.

Añadió que los precios de la electricidad han descendido ya a menos de 80 euros/MWh y los del gas no sólo han bajado sino que se han estabilizado, hasta el punto de que los picos de precios de la electricidad observados a lo largo de 2022 se consideran "menos probables de producirse en el próximo invierno".

La Comisión también dijo que algunos aspectos de las medidas de emergencia se habían incluido en sus propuestas de ajustes estructurales a más largo plazo en el diseño del mercado de la electricidad.

Esas propuestas pretenden intentar aumentar el uso de los contratos de electricidad a precio fijo, proteger a los consumidores de las subidas de precios y acelerar el cambio hacia las energías renovables.