Siete países de la Unión Europea, entre ellos Alemania, Francia y los Países Bajos, junto con países no pertenecientes a la UE como el Reino Unido y Noruega, se comprometerán en una cumbre el lunes a construir rápidamente parques eólicos, desarrollar "islas" energéticas -sitios conectados de generación de energía verde en alta mar- y lanzar sus primeros proyectos de producción de hidrógeno renovable en el mar.

Un borrador de la declaración de la cumbre de ministros, visto por Reuters, presentaba los planes como una forma de acabar con la dependencia europea de los combustibles fósiles rusos, después de que Moscú recortara drásticamente el suministro de gas el año pasado tras su invasión de Ucrania.

"En respuesta a la agresión de Rusia contra Ucrania y a los intentos de chantaje energético contra Europa, aceleraremos nuestros esfuerzos para reducir el consumo de combustibles fósiles, así como la dependencia de las importaciones de combustibles fósiles", decía el borrador.

La declaración aún podría cambiar antes de que se anuncie en una cumbre de gobiernos europeos para promover la energía verde del Mar del Norte que se celebrará el lunes en Ostende (Bélgica). También está previsto que la firmen los ministros de Bélgica, Dinamarca, Irlanda y Luxemburgo.

Los nueve países aspiran a alcanzar una capacidad combinada de 120 gigavatios (GW) de energía eólica marina en el Mar del Norte para 2030, y a más que duplicarla hasta 300GW para 2050.

Esos mismos países tienen instalados actualmente unos 30 GW de energía eólica marina, según el grupo industrial WindEurope.

Los objetivos individuales de los países incluyen el plan del Reino Unido de construir 50GW de eólica marina para 2030, mientras que Alemania planea 26,4GW, los Países Bajos 21GW y Bélgica 6GW.

Bélgica, Dinamarca, Alemania y los Países Bajos también tienen previsto formar un grupo de islas energéticas, mientras que Alemania pondrá en marcha proyectos piloto para producir hidrógeno en instalaciones marinas utilizando energías renovables, según el borrador.

Los países también se proponen colaborar más para proteger sus activos energéticos en alta mar de las amenazas a la seguridad y los ciberataques, y garantizar que los planes para ampliar la producción de energía en el mar no dañen el medio ambiente marino ni a las comunidades locales.