El líder del Kremlin, Vladímir Putin, felicitó el lunes al sudafricano Cyril Ramaphosa por su reelección como presidente, lo que refleja la continuidad de las buenas relaciones con Pretoria a pesar de la incertidumbre por la invasión de Ucrania por Moscú hace más de dos años.

"Se expresó la esperanza de continuar el trabajo conjunto para seguir fortaleciendo la asociación entre Rusia y Sudáfrica en todos sus aspectos", dijo un comunicado en el sitio web del Kremlin, en referencia a la llamada telefónica de Putin a Ramaphosa.

Ramaphosa fue reelegido por el Parlamento el viernes. Pero el fracaso de su partido, el Congreso Nacional Africano, a la hora de obtener la mayoría en las elecciones del mes pasado, por primera vez en 30 años, provocó la formación de un gobierno compuesto -hasta ahora- por cinco partidos.

Rusia y Ucrania se han disputado el apoyo de las naciones africanas desde la invasión de 2022, y el ministro de Asuntos Exteriores de cada país se ha embarcado en varias giras regionales.

Los antiguos vínculos de Sudáfrica con Moscú - al igual que con varios Estados africanos - se remontan a la época soviética, cuando Moscú era un destacado defensor de los movimientos de liberación y de la lucha para acabar con el apartheid, encabezada por el CNA.

En un principio, Sudáfrica denunció la invasión rusa de febrero de 2022, pero desde entonces ha adoptado una postura más matizada, que incluye la abstención en varias votaciones de la Asamblea General de la ONU en las que se condenaban las acciones rusas.

Sudáfrica asistió el fin de semana a la "cumbre de paz" sobre Ucrania organizada por Suiza. Pero se negó a firmar el comunicado final, junto con India, Indonesia, México y Arabia Saudí, a pesar de que se omitieron algunas cuestiones polémicas con la esperanza de conseguir un apoyo más amplio.

Sudáfrica se encontró en un dilema como anfitriona de una reunión en 2023 de la agrupación de países BRICS y consideró la posibilidad de invitar a Putin a asistir a pesar de la orden de detención contra el dirigente ruso emitida por la Corte Penal Internacional por acusaciones de deportación de niños ucranianos.

Al final, Putin optó por no asistir.