"El descenso cíclico de los precios (de la vivienda) no implica que se haya abordado la escasez estructural de viviendas. Hay una fuerte necesidad de ampliar la oferta de viviendas, incluso de viviendas sociales para mejorar la asequibilidad", dijo el FMI en un comunicado emitido tras su revisión "Artículo IV" de las políticas de Nueva Zelanda.

Los precios de la vivienda en Nueva Zelanda han caído aproximadamente un 16% desde su máximo en noviembre de 2021, ya que el banco central ha subido agresivamente el tipo de interés con la intención de frenar la inflación. Sin embargo, Nueva Zelanda sigue teniendo una de las relaciones entre precio de la vivienda e ingresos más elevadas del mundo.

El informe del FMI afirmaba que, aunque los precios han bajado, los riesgos para la estabilidad financiera parecen contenidos.

Añadió que lograr la asequibilidad a largo plazo depende fundamentalmente de que se libere la oferta de terrenos y se mejore la planificación y la zonificación, y de que se fomente la inversión en infraestructuras para permitir la rápida construcción de viviendas y reducir los costes y los retrasos de la construcción.

En términos más generales, el FMI señaló que se espera que el crecimiento económico de Nueva Zelanda se ralentice hasta el 1% anual tanto este año como el próximo, mientras que la inflación probablemente descenderá gradualmente hasta situarse entre el 1% y el 3% en 2025.

"Los riesgos para las perspectivas se derivan del entorno exterior y de la posible necesidad de un mayor endurecimiento de las condiciones monetarias y financieras", señaló.