Las exportaciones de la segunda economía mundial cayeron un 7,5% interanual en mayo, el mayor descenso desde enero y oscilando desde el crecimiento del 8,5% registrado en abril. Las importaciones se contrajeron a un ritmo más lento, cayendo un 4,5%, un 7,9% menos que el mes anterior.

Las cifras contrastan con un sondeo de Reuters según el cual los economistas preveían un descenso mucho menor del 0,4% en las exportaciones y del 8,0% en las importaciones.

Los malos resultados de las exportaciones reflejan la débil demanda de productos chinos, al igual que los malos resultados de las importaciones, ya que China trae piezas y materiales del extranjero para ensamblar productos acabados destinados a la exportación.

Los datos de Corea del Sur mostraron que los envíos a China cayeron un 20,8% en mayo, marcando un año completo de descensos mensuales, con las exportaciones coreanas de semiconductores cayendo un 36,2%, lo que sugiere una débil demanda de componentes para la fabricación final.

El dólar australiano, una divisa de materias primas muy sensible a las oscilaciones de la demanda china, cayó tras los datos comerciales.

"La debilidad de las exportaciones confirma que China necesita apoyarse en la demanda interna a medida que la economía mundial se ralentiza", declaró Zhiwei Zhang, economista jefe de Pinpoint Asset Management. "Hay más presión para que el gobierno impulse el consumo interno en lo que queda de año, ya que es probable que la demanda mundial se debilite aún más en la segunda mitad".

La actividad de las fábricas chinas se contrajo más rápido de lo previsto en mayo por el debilitamiento de la demanda, según mostró la semana pasada el índice oficial de gestores de compras (PMI).

Los subíndices del PMI mostraron que la producción de las fábricas pasó de la expansión a la contracción, mientras que los nuevos pedidos, incluidas las nuevas exportaciones, cayeron por segundo mes consecutivo.

Tras haber superado las expectativas en el primer trimestre, los analistas están rebajando ahora sus previsiones para la economía para el resto del año, ya que la producción fabril sigue ralentizándose en medio de la persistente debilidad de la demanda mundial.

El gobierno se ha fijado un modesto objetivo de crecimiento del PIB de alrededor del 5% para este año, tras haber incumplido gravemente el objetivo de 2022.