YEDA, Arabia Saudita (Reuters) - El presidente sirio, Bashar al-Assad, recibió el viernes una calurosa bienvenida en una cumbre árabe, ganándose un abrazo del príncipe heredero de Arabia Saudita en una reunión de líderes que le rechazaron durante años, en un cambio de política al que se oponen Estados Unidos y otras potencias occidentales.

Assad, condenado al ostracismo durante mucho tiempo por los estados árabes tras haber cambiado el curso de la guerra civil siria con la ayuda de Rusia, estará acompañado en la cumbre por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que quiere lograr apoyo para la batalla de Kiev contra los invasores rusos.

Los países del Golfo Pérsico han intentado mantenerse neutrales en el conflicto ucraniano pese a las presiones occidentales sobre los productores petroleros de la región para que contribuyan a aislar a Rusia, país miembro de la OPEP+.

La readmisión de Siria en la Liga Árabe es una clara señal de que el aislamiento de Assad durante más de una década está llegando a su fin.

El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, estrechó la mano de Assad en la reunión celebrada en Yeda, tras 12 años de suspensión de Siria. Ambos se abrazaron antes de que se les tomara una foto oficial previa al inicio de la reunión.

En el último año, Arabia Saudita, potencia petrolera antaño fuertemente influida por Estados Unidos, ha asumido el liderazgo diplomático en el mundo árabe, restableciendo lazos con Irán, acogiendo de nuevo en su seno a Siria y mediando en el conflicto de Sudán.

"Los estadounidenses están consternados. Nosotros (los estados del Golfo Pérsico) somos gente que vive en esta región, intentamos resolver nuestros problemas en la medida de lo posible con las herramientas que tenemos en nuestras manos", dijo una fuente regional cercana a los círculos gubernamentales.

Los estados árabes quieren que Assad frene el floreciente tráfico de drogas en Siria a cambio de estrechar lazos. Junto con el regreso de millones de refugiados, el comercio de captagon se ha convertido en una gran preocupación para los líderes árabes, al mismo nivel que su inquietud por el punto de apoyo establecido por el Irán islamista chiíta en el país árabe.

(Reporte adicional de Simon Lewis en Washington; escrito por Michael Georgy y Maha El Dahan; editado en español por Carlos Serrano)