Los lazos bilaterales han decaído en los últimos años, azotados por una guerra comercial y una plétora de otras cuestiones, entre ellas los orígenes del COVID-19.

Las comunicaciones entre los países han mejorado desde las conversaciones de Xi con el presidente estadounidense Joe Biden en San Francisco en noviembre, pero ambas partes siguen tensas en torno a Taiwán, gobernado democráticamente, que China reclama como su territorio. La isla elige nuevo presidente el sábado.

"China y Estados Unidos son los mayores países en desarrollo y desarrollados del mundo, y el futuro y el destino de este planeta requieren que las relaciones chino-estadounidenses sean más estables, que sean mejores", dijo Xi a Sarah Lande, a quien conoció por primera vez en mayo de 1985.

Los dos se conocieron cuando Xi, que entonces tenía 31 años, encabezó una delegación de la provincia septentrional china de Hebei a su "estado hermano", Iowa, para aprender sobre la producción alimentaria estadounidense. En 2012, se reunieron en su ciudad natal de Muscatine, y una vez más en San Francisco en noviembre de 2023, cuando Lande asistió a una cena ofrecida a Xi.

En una carta anterior dirigida a Lande en 2022, le dijo a ella y a sus "viejos amigos" de Iowa que "siguieran sembrando las semillas de la amistad y haciendo nuevas contribuciones a la amistad entre los pueblos chino y estadounidense".

Al igual que los lazos bilaterales habían empeorado en los últimos años, la imagen de China en Estados Unidos se había deteriorado.

A principios de 2020, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino dijo en Twitter que el coronavirus podría haber surgido en Estados Unidos y que podría haber llegado a Wuhan, donde se detectó el virus por primera vez, a través de los Juegos Militares Mundiales celebrados allí.

El año pasado, en una encuesta del Centro de Investigación Pew, el 83% de los encuestados en Estados Unidos tenía una opinión desfavorable de China. Cuando se les pidió que nombraran el país que representaba la mayor amenaza para Estados Unidos, los estadounidenses percibieron a China como una amenaza tanto económica como para la seguridad nacional, según el think tank estadounidense.

Reparar su imagen es primordial para China, especialmente en Estados Unidos. Washington ha impuesto aranceles adicionales a los productos chinos y ha frenado las exportaciones de ciertas tecnologías, como los chips avanzados, a China.