Todos los muertos y heridos en las explosiones del sábado eran civiles, dijo a Reuters por teléfono Yacouba Maiga, el portavoz. No hubo una reivindicación inmediata de la autoría del atentado.

Malí es el epicentro de una violenta insurgencia que arraigó en su árido norte tras una rebelión separatista tuareg en 2012, y Sevare alberga una importante base militar maliense y tropas de la misión de la ONU en Malí.

Desde la rebelión, militantes vinculados a Al Qaeda y al Estado Islámico se han extendido a países de la región del Sahel al sur del Sáhara y, más recientemente, a estados costeros, apoderándose de territorios, matando a miles de personas y desarraigando a millones en el proceso.

Imágenes compartidas en las redes sociales mostraban varios edificios, entre ellos una gasolinera, destruidos por la explosión, así como personas heridas que recibían asistencia. Reuters no pudo verificar de forma independiente las imágenes.

El ataque se produce dos días después de que el jefe de gabinete del presidente interino de Malí y otras tres personas murieran en una emboscada.

Anteriormente, el sábado, el gobierno del país de África Occidental dijo en una declaración leída en la televisión nacional que "un ataque terrorista" había sido detenido por el ejército en Sevare.

"Tres vehículos cargados de explosivos fueron destruidos por disparos de drones del ejército", decía el comunicado, sin dar más detalles sobre las víctimas.

Por otra parte, el sábado, el ejército maliense dijo en un comunicado que un helicóptero militar que regresaba de una misión se había estrellado en un barrio residencial de la capital, Bamako, y que estaba evaluando el lugar del accidente.