"La escala del pirateo parece todavía menor, pero los recientes cambios en la legislación norcoreana indican que las autoridades nacionales lo consideran un problema grave", dijo Lumen, una organización sin ánimo de lucro con sede en Estados Unidos, fundada para proporcionar a los norcoreanos acceso a información y medios de comunicación sin censura, en un informe publicado esta semana.

La mayor parte de los conocimientos necesarios para hackear los teléfonos procedían de norcoreanos que habían sido enviados a China para trabajar, a menudo en empresas de subcontratación de software, según el informe.

Los teléfonos inteligentes han proliferado en Corea del Norte, pero a muy pocas personas se les permite acceder a la Internet global. Los dispositivos en el país están obligados a tener aplicaciones gubernamentales y otros controles que supervisan el uso y restringen el acceso.

En colaboración con ERNW, un servicio independiente de seguridad informática con sede en Alemania, los autores del informe examinaron los teléfonos inteligentes y las tabletas norcoreanas para comprobar si tenían controles gubernamentales, y entrevistaron a dos desertores que dijeron haber podido burlar esas restricciones antes de huir del país.

La investigación echa por tierra las suposiciones de que, aislados de Internet, los norcoreanos carecían de los conocimientos y las herramientas necesarias para poder montar un ataque eficaz contra los mecanismos de control de la información del Estado, concluyó el informe.

El objetivo del pirateo era burlar la seguridad de los teléfonos y poder instalar diferentes aplicaciones, filtros fotográficos y archivos multimedia que de otro modo no estarían permitidos.

El informe decía que el valor de reventa de un teléfono también podía incrementarse accediendo y borrando las capturas de pantalla tomadas automáticamente con el "Visor de rastros", una aplicación en cada teléfono inteligente norcoreano que toma capturas de pantalla al azar y las aleja del usuario, para intentar disuadir las actividades ilícitas.

El informe de Lumen señala que es posible que los ingenieros estatales hayan respondido a las técnicas descritas por los hackers desactivando la interfaz USB utilizada para acceder al teléfono.

Corea del Norte también deshabilitó el acceso al Wi-Fi en los dispositivos y sólo lo reintrodujo recientemente, una vez que se habían diseñado controles como las tarjetas SIM, las contraseñas y los dispositivos compatibles para garantizar que el Wi-Fi sólo pudiera utilizarse para fines aprobados, según el informe.