Amtrak había anunciado el miércoles que cancelaría temporalmente todos sus trenes de larga distancia a partir del jueves -junto con algunos trenes apoyados por el estado- debido a un posible paro laboral de los ferrocarriles de carga que podría comenzar al día siguiente.
Los trabajadores de Amtrak no estaban implicados en la disputa laboral, pero el ferrocarril opera casi todas sus 21.000 millas de ruta (33.800 km) fuera del Corredor del Noreste de EE.UU. en vías que son propiedad de los ferrocarriles de carga, que las mantienen y las despachan.
Los ferrocarriles, entre ellos Union Pacific, BNSF de Berkshire Hathaway y Norfolk Southern, tenían hasta un minuto después de la medianoche del viernes para llegar a acuerdos tentativos con tres sindicatos en huelga que representan a unos 60.000 trabajadores, antes de que pudiera comenzar un paro laboral que afectara a las mercancías y a Amtrak.
Los principales ferrocarriles estadounidenses y los sindicatos lograron un acuerdo tentativo tras 20 horas de intensas conversaciones mediadas por la administración del presidente Joe Biden para evitar un paro ferroviario que podría haber afectado al suministro de alimentos y combustible en todo el país y más allá, y causado problemas de transporte de gran alcance.
Amtrak hizo su anuncio el miércoles después de que a principios de la semana decidiera cancelar 10 trenes de larga distancia en todo Estados Unidos antes de la fecha límite del viernes. Antes de la pandemia de COVID-19, Amtrak contaba con unos 4,4 millones de pasajeros anuales en los trenes de larga distancia.
A última hora del miércoles, Amtrak dijo que también cancelaría a partir del jueves algunos servicios de trenes con apoyo estatal, como los servicios Capitol Corridor, Amtrak Cascades, Heartland Flyer, Illinois, Michigan y Virginia, así como los San Joaquins y parte de los Pacific Surfliner y Springfield.
Algunos sistemas de trenes de cercanías, como el Metra de Chicago, también habían dicho que podrían verse obligados a empezar a cortar el servicio el jueves.
