El gobierno derechista de Italia está tomando medidas para facilitar los acuerdos de trabajo temporal e informal como el de ella, haciendo retroceder las restricciones anteriores y enfureciendo a los sindicatos, que dicen que la medida agravará la pobreza en el trabajo y el estancamiento de la productividad.

El gobierno de la nueva Primera Ministra, Giorgia Meloni, argumenta que una mayor flexibilidad significará más puestos de trabajo e inducirá a los empresarios a legalizar a trabajadores que antes no se declaraban.

La tercera economía de la zona euro tiene un ejército creciente de trabajadores sin contrato estable: unos 5 millones de los 23 millones de personas empleadas, según un estudio del mayor sindicato italiano, la CGIL.

Al igual que sus compañeras monitoras de natación, Pizza no figura en la lista de personal fijo del centro deportivo y su contrato no le permite hacer turnos regulares. Sin embargo, la realidad es muy diferente.

"Todos tenemos asignados turnos semanales y no hay límite de horas de trabajo", dice Pizza, que aumenta sus ingresos ayudando como canguro, limpiadora y camarera.

En los últimos años, algunos países de la zona euro han tratado de frenar los contratos temporales para promover empleos estables. En España, la Comisión Europea incluso lo convirtió en una condición para recibir miles de millones de euros en fondos de la UE para la recuperación tras la pandemia.

Meloni se mueve, al menos en parte, en la dirección opuesta.

Su primer presupuesto amplió algunas exenciones fiscales para la contratación indefinida introducidas por gobiernos anteriores, pero también aumentó las posibilidades de uso de los "bonos" de empleo.

Se trata de una forma extrema de flexibilidad laboral que se suprimió en gran parte en 2017 tras la protesta de los sindicatos, que promovían un referéndum para abolirlos.

Según este sistema -incluso menos estructurado que los llamados contratos de cero horas británicos-, los trabajadores cobran a través de la agencia estatal de bienestar mediante vales que el empleador compra en línea por 12,5 euros (13,62 dólares) cada uno.

El trabajador recibe nueve euros por cada 12,5 euros de valor nominal, destinándose 3,5 euros a cubrir las cotizaciones al seguro y a la pensión.

No existe contrato, por lo que los trabajadores no tienen derecho a subsidios por enfermedad, vacaciones, permisos o prestaciones por desempleo cuando finaliza su relación laboral. Los bonos son populares entre las empresas, pero los críticos afirman que dejan un amplio margen para los abusos.

FLEXIBILIDAD

Miembros del gobierno cercanos a Meloni dicen que también se está preparando para relajar los frenos a otras formas de trabajo a corto plazo.

Según las normas impuestas en 2018, los trabajadores pueden ser contratados temporalmente durante 12 meses sin restricciones. Esto puede ampliarse a 24 meses en condiciones estrictas como un aumento inesperado del negocio o para sustituir a otro personal.

Estas normas ya se suavizaron algo en 2021 durante la crisis de la COVID-19, y ahora Meloni pretende ir más allá, algo que preocupa a algunos expertos como Michele Tiraboschi, profesor de derecho laboral de la Universidad de Módena.

"Los bonos y los contratos de corta duración ofrecen a las empresas un alivio temporal al reducir sus costes, pero los últimos 25 años nos han demostrado que deberíamos centrarnos en la calidad del trabajo, en la formación, en aumentar la productividad para permitir salarios más elevados", afirmó Tiraboschi.

El gobierno permitirá a las empresas contratar a trabajadores con contratos temporales durante dos años sin dar ninguna razón o ampliará las razones que se pueden dar, según los funcionarios. Estos contratos serán posiblemente prorrogables a tres años en determinadas condiciones y con acuerdo sindical.

También prevé reducir los costes fiscales laborales para los empleadores de contratos temporales, que se elevaron en 2018. Es probable que se presente un decreto el mes que viene.

"La flexibilidad debe verse como un activo y una oportunidad, no como un problema", dijo Paola Mancini, senadora del partido Hermanos de Italia de Meloni. "Hay que reducir las restricciones para las empresas".

ALTERNATIVA ESPAÑOLA

España, la otra gran economía del sur de Europa, ha tomado un camino opuesto, con resultados alentadores.

Contratos temporales en Italia y España https://fingfx.thomsonreuters.com/gfx/mkt/lbpggbrbkpq/LFSQ_ETGAED_LINE_2023-01-26T15_26_23Z.png

Es el segundo país de los 27 de la UE con mayor proporción de trabajadores temporales, con un 20,3%, según datos de Eurostat del tercer trimestre de 2022, mientras que Italia es el tercero, con un 17%.

Sin embargo, el porcentaje español descendió desde el 26,1% de un año antes, mientras que el de Italia se mantuvo estable.

Una reforma de las normas laborales españolas en marzo del año pasado ha provocado un aumento del 141% de los trabajadores jóvenes con contrato indefinido, según muestran los datos oficiales de diciembre.

La reforma revirtió el régimen de fácil contratación y despido implantado tras la crisis de la deuda soberana hace una década al abolir la mayoría de las formas de contratos temporales.

También incluyó una disposición para dar contratos indefinidos a los trabajadores estacionales en sectores como el turismo y la agricultura. Tienen derecho a prestaciones incluso cuando no trabajan y pueden ser llamados por sus empleadores en cualquier momento.

Madrid afirma que la reforma fue uno de los motores de la tasa de crecimiento económico del 5,5% del año pasado, al aumentar la estabilidad financiera de la población e impulsar la confianza y el consumo.

En Italia, desde 2008 el número de personas empleadas se ha mantenido estable en torno a los 23 millones. Dentro de ese total, el número de trabajadores temporales se ha disparado un 25%, pasando de 2,4 millones a 3,0 millones.

Aumenta el trabajo inestable

Tania Scacchetti, dirigente del sindicato CGIL, afirmó que tanto el uso de bonos como el fomento de los contratos temporales estaban impulsados por un viejo modelo de libre mercado que coloca a los trabajadores en una "trampa de inestabilidad".

"Hemos aumentado el número de trabajadores, pero el trabajo está mal pagado y es precario. Los contratos estables deberían ser la norma, no la excepción", afirmó.

(1 dólar = 0,9181 euros)