* Bolsas asiáticas : https://tmsnrt.rs/2zpUAr4

* El Nikkei rebota, los futuros del S&P 500 suben

* La producción y las ventas minoristas de China superan las previsiones

* Los mercados se preparan para que el BOJ ponga fin a los tipos negativos

* La Fed se mantiene a la espera, pero podría señalar recortes de tipos más lentos

* El dólar mantiene las ganancias, el yen por ahora a la defensiva

SÍDNEY, 18 de marzo (Reuters) - Las acciones asiáticas se fortalecieron el lunes debido a que los datos chinos sorprendieron al alza por una vez, mientras que los inversores trataban de navegar por un campo minado de reuniones de bancos centrales esta semana que podría ver el fin del dinero gratis en Japón y un camino más lento para los recortes de tipos en Estados Unidos.

Pekín informó de que la producción industrial subió un 7% anual en enero y febrero, mientras que las ventas al por menor aumentaron un 5,5% respecto al año anterior. Pero el sector inmobiliario siguió siendo motivo de preocupación, ya que la inversión inmobiliaria cayó un 9% anual, lo que subraya la necesidad de un mayor apoyo político.

Los bancos centrales de Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Suiza, Noruega, Australia, Indonesia, Taiwán, Turquía, Brasil y México se reúnen esta semana y, aunque se espera que muchos se mantengan estables, hay mucho margen para las sorpresas.

El martes podría producirse el fin de una era, ya que todo apunta a que el Banco de Japón pondrá fin a ocho años de tipos de interés negativos y cesará o modificará su política de control de la curva de rendimientos.

El diario Nikkei se convirtió el sábado en el último medio de comunicación en señalar esta medida, después de que las grandes empresas concedieran las mayores subidas salariales en 33 años.

Existe la posibilidad de que el Banco de Japón espere a su reunión de abril, dado que entonces emitirá previsiones económicas actualizadas.

"Sea o no en marzo o en abril, sospechamos que el lenguaje que acompañe a cualquier movimiento de este tipo llevará un tono cauteloso, enfatizándolo más como un ajuste de la política monetaria que como un endurecimiento en esta fase", dijo Carl Ang, analista de renta fija de MFS Investment Management.

"Para Japón, una senda medida y gradual de normalización de la política parece apropiada para una economía poco acostumbrada a tipos más altos, por lo que el mensaje político será fundamental".

Los mercados también dan por hecho que el Banco de Japón subirá los tipos a paso de tortuga y tienen descontado un tipo del 0,27% para diciembre, frente al -0,1% actual.

El banco central dijo el lunes que llevaría a cabo una operación no programada de compra de bonos, presumiblemente para atajar cualquier subida significativa de los rendimientos y evitar la volatilidad del mercado.

Esa podría ser una de las razones por las que el yen perdió terreno la semana pasada, con el dólar en 149,10 yenes. El euro se situó en 1,0887 dólares, tras ceder un 0,5% la semana pasada y alejarse de un máximo de 1,0963 dólares.

El Nikkei japonés rebotó más de un 2%, tras haber cedido un 2,4% la semana pasada, ya que la escalada hasta máximos históricos provocó cierta recogida de beneficios.

El índice MSCI más amplio de acciones de Asia-Pacífico fuera de Japón ganó un 0,3%, tras caer un 0,7% la semana pasada. Las acciones chinas subieron un 0,6%.

Los futuros del EUROSTOXX 50 y del FTSE subieron un 0,16% y un 0,1%, respectivamente. Los futuros del S&P 500 sumaron un 0,3% y los del Nasdaq un 0,54%, con la tensión aumentando antes de la reunión de política monetaria de la Reserva Federal del martes y el miércoles.

CONTANDO LOS PUNTOS

Se considera seguro que la Fed mantendrá los tipos entre el 5,25 y el 5,5%, pero existe la posibilidad de que señale una perspectiva de política monetaria más elevada durante más tiempo, dada la rigidez de la inflación tanto a nivel de los consumidores como de los productores.

"Ahora esperamos 3 recortes en 2024, frente a los 4 anteriores, principalmente debido a la senda de inflación ligeramente más alta", dijo el economista de Goldman Sachs Jan Hatzius en una nota.

Todavía espera que la Fed comience en junio, suponiendo que la inflación se relaje de nuevo como se espera, y que los funcionarios se mantengan en sus previsiones de tres recortes este año.

"El principal riesgo es que los participantes en el FOMC puedan estar más preocupados por los recientes datos de inflación y menos convencidos de que la inflación retomará su anterior tendencia suave", advirtió Hatzius. "En ese caso, podrían elevar su previsión de inflación subyacente del PCE para 2024 al 2,5% y mostrar una mediana de 2 recortes".

También se espera que la Fed inicie esta semana un debate formal sobre la posibilidad de ralentizar el ritmo de sus ventas de bonos, quizás reduciéndolo a la mitad, a 30.000 millones de dólares al mes.

A los bonos les vendría bien el apoyo dado el daño causado por una racha de lecturas de inflación incómodamente altas. Los rendimientos del Tesoro a dos años suben al 4,72%, tras haber subido 24 puntos básicos la semana pasada, mientras que los rendimientos a 10 años se sitúan en el 4,305%.

La probabilidad de un recorte de tipos ya en junio ha caído hasta el 56%, desde el 75% de una semana antes, y el mercado sólo tiene descontados 72 puntos básicos de flexibilización para 2024, frente a los más de 140 puntos básicos de hace un mes.

El Banco de Inglaterra se reúne el jueves y se espera que mantenga los tipos en el 5,25% al enfriarse el crecimiento salarial, mientras que los mercados ven alguna posibilidad de que el Banco Nacional Suizo flexibilice esta semana.

La subida del dólar y de los rendimientos restó algo de brillo al oro, que bajó a 2.146,70 dólares la onza, tras haber caído un 1% la semana pasada y alejarse de máximos históricos.

Los precios del petróleo han tenido una mejor racha después de que la Agencia Internacional de la Energía elevara su visión sobre la demanda de petróleo para 2024, mientras que las perspectivas de la oferta se vieron empañadas por las huelgas ucranianas en las refinerías de petróleo rusas.

El Brent sumó 35 centavos hasta los 85,69 dólares por barril, mientras que el crudo estadounidense subió 36 centavos hasta los 81,40 dólares por barril.