Los combates estallaron en Sudán el sábado entre unidades del ejército y una fuerza paramilitar rival, con un saldo de al menos 97 civiles muertos y en los que el ejército pareció imponerse el domingo.

Blinken, hablando al margen de una reunión de ministros de Asuntos Exteriores del Grupo de los Siete en Japón, dijo que se habían mantenido estrechas consultas sobre los combates, incluso con socios del mundo árabe y de África y con organizaciones internacionales.

"Existe una profunda preocupación compartida por los combates, la violencia que se está produciendo en Sudán. La amenaza que eso supone para los civiles, que supone para la nación sudanesa y que supone potencialmente incluso para la región", afirmó.

Existía la opinión, fuertemente compartida, de que era necesario tomar medidas para proteger a los civiles, a los no combatientes y a las personas de terceros países, afirmó.

"Y también una opinión fuertemente compartida, de nuevo, por todos nuestros socios sobre la necesidad de un alto el fuego inmediato y de volver a las conversaciones, conversaciones que fueron muy prometedoras para poner a Sudán en la senda de una transición completa hacia un gobierno dirigido por civiles", afirmó.

El Secretario de Asuntos Exteriores británico, James Cleverly, se hizo eco de las opiniones de Blinken.

"En última instancia, el futuro inmediato está en manos de los generales que participan en esta lucha, y les pedimos que antepongan la paz, que pongan fin a los combates, que vuelvan a las negociaciones", declaró Cleverly.