Fue este jueves por la mañana cuando Boris Johnson tiró la toalla, debilitado por la marcha de un gran número de sus fieles seguidores, pero sobre todo por la de algunas figuras clave: Richie Sunak, Ministro de Hacienda, su sucesor Nadhim Zahawi, Sajid Javid, el Secretario de Salud, y luego el Secretario de Estado para la Infancia y las Familias, Will Quince, y la Secretaria de Estado para el Transporte, Laura Trott, que ahora celebran la decisión del BoJo. 

¿El colmo? Chris Pincher, acusado de realizar tocamientos a dos hombres, al que el Primer Ministro nombró con conocimiento de las acusaciones. Un jarrón que descansaba sobre una mesa inestable, ya que la situación económica del Reino Unido, golpeada por una inflación récord, era inestable, y la desafección de los ciudadanos era cada vez mayor. 

Boris Johnson intentó durante 24 horas jugar su última carta: pretendió mantener el rumbo y superar las críticas para conservar su puesto, pero ante la magnitud de la desafección, finalmente se tumbó y presentó su dimisión. 

 


Dibujo de Amandine Victor