WASHINGTON (Reuters) -Los negociadores del presidente demócrata Joe Biden y del principal congresista republicano Kevin McCarthy volvieron a reunirse en la Casa Blanca el miércoles para tratar de cerrar un acuerdo que permita elevar el techo de deuda de Estados Unidos, de 31,4 billones de dólares, y evitar una cesación de pagos catastrófica.

El tiempo apremia, ya que el Departamento del Tesoro ha advertido que el Gobierno federal podría ser incapaz de pagar todas sus facturas en ocho días, mientras que aprobar la legislación requeriría varias jornadas en un Congreso muy dividido.

El gigante estadounidense de los bonos PIMCO dijo que creía que los negociadores necesitaban llegar a un acuerdo a mediados de esta semana para poder cumplir el plazo.

Biden y McCarthy siguen profundamente divididos sobre cómo avanzar.

McCarthy dijo a periodistas el miércoles que cualquier acuerdo debe recortar el gasto discrecional, no mantenerlo estable como ha propuesto Biden, y no subir los impuestos.

"Voy a enviar a nuestro equipo de negociación a la Casa Blanca para intentar concluir las negociaciones", dijo McCarthy. "La rampa de salida es resolver el problema: gastar menos de lo que gastamos el año pasado. No es tan difícil".

El líder republicano dijo que creía que las dos partes llegarían a un acuerdo y evitarían el impago.

Cualquier acuerdo al que lleguen Biden y McCarthy tendrá un estrecho camino para ser aprobado en el dividido Congreso, donde los republicanos de McCarthy tienen una mayoría de 222-213 en la Cámara de Representantes y los demócratas de Biden controlan el Senado por un margen de 51-49.

Los consensos necesarios para ganar ambas cámaras no son fáciles y además costarán a cada partido algunos votos de sus miembros más partisanos.

LOS MERCADOS CAEN

El enfrentamiento, que dura ya varios meses, ha asustado a Wall Street, lastrando las acciones estadounidenses y encareciendo el coste del endeudamiento del país.

La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo el miércoles que Estados Unidos no podrá pagar todas sus facturas a principios de junio, y añadió que es difícil precisar el día concreto en que el Gobierno se quedará sin recursos.

La suspensión de pagos desencadenaría un colapso de Wall Street y empujaría a la economía estadounidense hacia la recesión, según los economistas. Los proveedores de servicios médicos que dependen de los pagos del Gobierno podrían ser los primeros en sufrir las consecuencias.

Los republicanos quieren recortar el gasto discrecional para el año fiscal 2024, que comienza en octubre, en aproximadamente un 8%, mientras que los demócratas han presionado para mantenerlo estable al ritmo de este año.

(Editado en español por Javier López de Lérida)