Los incidentes tuvieron lugar en regiones centrales donde militantes vinculados a Al Qaeda y al Estado Islámico atacan regularmente a civiles, soldados malienses, fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU y otras fuerzas internacionales.

El despliegue de refuerzos en respuesta a los últimos ataques condujo a la muerte de 31 militantes, dijo el ejército en un comunicado.

Reuters no pudo confirmar de forma independiente el informe y ningún grupo ha reivindicado aún la autoría de los ataques.

Mali está asolado por la violencia islamista desde 2012, cuando grupos yihadistas se apropiaron de un levantamiento de los separatistas tuareg en el norte. Desde entonces, la violencia se ha extendido a otros países de la región del Sahel en África Occidental, a pesar de la costosa respuesta militar internacional.