El Fondo Monetario Internacional ha endurecido su opinión sobre la forma en que Argentina está gestionando un programa de préstamos de 44.000 millones de dólares que se ha descarrilado antes de la votación presidencial clave del país a finales de noviembre, según tres fuentes con conocimiento directo.

El directorio ejecutivo del FMI se reunió el 30 de octubre, en un encuentro del que no se había informado previamente, para recibir un informe informal sobre Argentina por parte del personal del Fondo, mientras la nación sudamericana lucha contra una inflación de tres dígitos y con las reservas netas en números rojos en vísperas de la votación presidencial.

Durante la reunión, se plantearon preocupaciones sobre la rapidez con la que el país ha estado consumiendo las reservas internacionales desde la última revisión del programa en agosto, dijo una de las fuentes, que pidió no ser nombrada porque las conversaciones son privadas.

La redacción utilizada durante la reunión informativa también reflejó una postura más dura, añadió la fuente, ya que los miembros del consejo hablaron de "mala gestión" del programa por parte del gobierno argentino, en lugar de términos como "desviaciones de la política" o "bajo rendimiento" utilizados anteriormente.

Con "unas reservas agotadas y una moneda sobrevalorada, las recientes medidas económicas no se ajustan al programa", añadió una segunda fuente.

El banco central de Argentina ha intervenido en el mercado paralelo de divisas por "unos considerables 2.700 millones de dólares en los últimos tres meses, a medida que las presiones sobre las divisas han ido aumentando en medio del ciclo electoral", según una nota de JPMorgan. El banco añadió que las reservas netas negativas de divisas se sitúan en 15.300 millones de dólares.

La financiación del FMI ha sido crucial para mantener a flote las finanzas del gobierno argentino y el fondo ha dado al exportador agrícola que sufre una sequía histórica cierto respiro para cumplir con sus obligaciones en los últimos meses.

En un informe de agosto, el FMI afirmó que el programa de Argentina se había desviado de su curso, pero permitió cambios en algunos objetivos - como la flexibilización de los objetivos de reservas - para volver a encarrilarlo.

La postura más dura del FMI refleja la opinión de que, a pesar de las concesiones, el programa se está descarrilando aún más, lo que podría poner en peligro futuros desembolsos.

También llega en un momento delicado para el país, falto de liquidez, que tiene prevista una revisión del programa a principios de noviembre. La revisión es un paso clave necesario para que el país alcance un acuerdo a nivel de personal que - una vez firmado por la junta ejecutiva del Fondo - desencadenaría el siguiente tramo de financiación.

Un portavoz del FMI confirmó que la reunión del 30 de octubre se había celebrado "conforme a la práctica establecida" y añadió que por el momento no se había fijado ninguna fecha para la séptima revisión.

"Como en cualquier revisión del Fondo, tendremos que establecer que el programa sigue en el buen camino para alcanzar sus objetivos y que hay trabajo y más compromiso por hacer", añadió el portavoz del FMI.

Un portavoz del Ministerio de Economía argentino no respondió a una petición de comentarios.

SEGUIR PAGANDO

El principal exportador mundial de aceite y harina de soja se vio afectado por su peor sequía en 60 años, y la economía obtiene gran parte de sus ingresos en divisas fuertes de la exportación de materias primas.

Los agricultores se enfrentaban a pérdidas de más de 14.000 millones de dólares en la producción de soja, trigo y maíz, según la Bolsa de Cereales de Rosario.

Argentina se encamina a una segunda vuelta entre el Ministro de Economía peronista Sergio Massa y el candidato de extrema derecha Javier Milei el 19 de noviembre, y las encuestas apuntan a una carrera cada vez más reñida.

Durante la reunión del 30 de octubre, un representante de Argentina dijo que el país se comprometía a mantenerse al día con los pagos al FMI, añadió una fuente. El próximo vencimiento del país es por unos 900 millones de dólares en diciembre.

Luchando contra una aguda escasez de dólares, el país ha utilizado recientemente una combinación de yuanes chinos de una línea swap con el banco central de Pekín y otras fuentes de financiación para completar los pagos al prestamista con sede en Washington desde junio.

Argentina se convirtió en el principal deudor del FMI en 2018 tras recibir un rescate de 57.000 millones de dólares para ayudar al gobierno del entonces presidente Mauricio Macri a salir de una crisis económica.

Pero ese programa fracasó y el gobierno peronista que asumió el poder a finales de 2019 negoció un préstamo con objetivos económicos modestos hecho a medida para refinanciar los 44.000 millones de dólares que aún debía. (Reportaje de Jorgelina do Rosario en Londres Edición de Karin Strohecker y Matthew Lewis)