En septiembre de 2021, la administración Biden lanzó un reto gubernamental para suministrar al menos 3.000 millones de galones de SAF al año en 2030 y tener suficiente SAF en 2050 "para satisfacer el 100% de la demanda de combustible de aviación, que actualmente se prevé en unos 35.000 millones de galones al año". Las aerolíneas estadounidenses se han comprometido a colaborar con el gobierno para poner a disposición de los operadores aéreos 3.000 millones de galones de SAF para 2030.

La administración quiere que el SAF logre una reducción mínima del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con el combustible convencional y pretende ampliar el suministro, el uso, reducir su coste y mejorar su sostenibilidad.