El BCE suavizó el ritmo de sus subidas de tipos de interés el 15 de diciembre, pero insistió en que quedaba por delante un endurecimiento significativo y expuso sus planes para drenar efectivo del sistema financiero como parte de una lucha tenaz contra la inflación galopante.

En esa reunión subió los tipos 50 puntos básicos y su presidenta, Christine Lagarde, insinuó hasta tres subidas más de la misma magnitud.

"En cierto modo, esto se consideró equivalente en términos generales a subir los tipos 75 puntos básicos en la presente reunión, ya que un enfoque menos concentrado al principio pero más constante para llevar los tipos de interés a niveles restrictivos podría considerarse coherente con la naturaleza más persistente del proceso inflacionista y la elevada incertidumbre que persiste", declaró el BCE.

Confirmaba así lo que informó por primera vez Reuters el 15 de diciembre.

Aún así, un gran número de responsables políticos abogaban inicialmente por un aumento de 75 puntos básicos y algunos se mantuvieron firmes hasta el final.

Según fuentes consultadas por Reuters, el punto muerto terminó cuando Lagarde se ofreció a señalar más subidas de 50 puntos básicos y un mensaje de línea dura sobre la inflación durante su conferencia de prensa, convenciendo a un número suficiente de responsables políticos para que respaldaran la propuesta.

Los inversores descontaron más subidas de tipos del BCE tras la decisión de éste, pero han estado revisando sus expectativas desde el cambio de año, ya que los datos de inflación fueron inferiores a lo previsto y la Reserva Federal planteó la perspectiva de subidas de tipos menores.