Se había fijado un plazo hasta el sábado para reanudar el flujo de gas a través del gasoducto Nord Stream 1, una de las principales rutas de suministro a Europa.

Pero esa fecha límite fue anulada, y el gigante energético ruso Gazprom, controlado por el Estado, culpó a un fallo técnico.

Gazprom dijo que no podía proporcionar un plazo para la reanudación de las entregas.

El anuncio profundiza las dificultades de Europa para asegurar el combustible para el invierno, mientras se enfrenta a un aumento del coste de la vida impulsado por la energía.

Moscú ha culpado a las sanciones, impuestas por Occidente tras la invasión rusa de Ucrania, de obstaculizar las operaciones rutinarias y el mantenimiento del Nord Stream 1.

Bruselas dice que Rusia está utilizando el gas como arma económica para tomar represalias.

Anteriormente, el viernes, los ministros de finanzas de las democracias ricas del G7 anunciaron que impondrían un tope de precios al petróleo ruso con el objetivo de reducir los ingresos de Moscú y evitar las subidas de precios.

Moscú dijo que detendría las ventas de petróleo a los países que impusieran el tope.

Aunque los detalles clave, como el nivel de precios por barril, aún están por resolver, la Casa Blanca afirma que los esfuerzos colectivos ya están funcionando.

(La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-pierre, dijo:)

"El impacto de nuestros esfuerzos para implementar un tope de precios ya está dando sus frutos. Los informes muestran que Rusia ya está ofreciendo grandes descuentos -hasta el 30%- y contratos a largo plazo a algunos países."

Todo esto se produce mientras Moscú y Kiev intercambian reproches sobre las acciones en uno de los frentes más peligrosos de la guerra: la central nuclear de Zaporizhzhia, ocupada por Rusia, donde en las últimas semanas ha crecido el temor a un posible desastre.