"A veces los sacerdotes podemos ser groseros", dijo en la homilía de la misa matutina del Jueves Santo en la basílica de San Pedro, en el día en que la Iglesia católica romana conmemora el nacimiento del sacerdocio.

Las personas que buscan paz espiritual y tranquilidad en sus vidas seguirán manteniendo las distancias con la Iglesia y la mirarán con recelo si la ven empantanada en la desunión interna, señalándose con el dedo y siendo fríamente sentenciosa, dijo.

Francisco, de 86 años, pasó cuatro días en el hospital la semana pasada para tratarse una bronquitis tras quejarse de dificultades respiratorias. Se recuperó rápidamente tras una infusión de antibióticos.

Aparte de una tos ocasional durante la misa de casi dos horas de duración, Francisco leyó su homilía con voz clara y fuerte durante 20 minutos. Se salió con frecuencia y seguridad del guión al pedir a los sacerdotes que se ciñan a su vocación de pacificadores y ministros de la misericordia.

Francisco, junto con docenas de cardenales y obispos y unos 1.800 sacerdotes, se reunieron en la iglesia más grande de la cristiandad y renovaron los votos que hicieron el día de su ordenación.

Les instó a no vivir "dobles vidas" ni a convertirse en burócratas de la Iglesia en busca de ascensos con prebendas y privilegios, y a no añorar un pasado pasado en el que la Iglesia era más egocéntrica.

"Si la gente ve también en nosotros a personas insatisfechas y descontentas, que critican y señalan con el dedo, ¿dónde más van a encontrar la armonía?". dijo Francisco.

"Cuántas personas no se acercan a nosotros, o se mantienen a

distancia, porque en la Iglesia se sienten no bienvenidas y no queridas, miradas con recelo y juzgadas?".

De jueves a domingo es el periodo más intenso del calendario litúrgico de la Iglesia, ya que los cristianos conmemoran el periodo entre el arresto de Jesús hasta lo que ellos creen que es su resurrección de entre los muertos.

El jueves por la tarde, Francisco tenía previsto lavar y besar los pies de 12 reclusos en un centro de menores a las afueras de Roma, en un gesto que conmemora la humildad de Jesús hacia sus apóstoles la noche antes de su muerte.

El papa tiene previsto presidir dos oficios del Viernes Santo, el día en que los cristianos conmemoran la crucifixión, incluido un servicio del Vía Crucis en el Coliseo de Roma.

El sábado por la noche preside una misa de vigilia pascual y el domingo de Pascua pronuncia su doble bendición y mensaje "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) en la plaza de San Pedro.