El llamamiento formaba parte de un documento de 20 páginas del departamento de comunicación del Vaticano titulado "Hacia la plena presencia. Una reflexión pastoral sobre el compromiso con los medios sociales".

El documento, dirigido a todos los católicos, advertía de los peligros de las noticias falsas en los medios sociales y de otras formas de abuso que habían convertido a las personas en mercancías cuyos datos se venden, a menudo sin su conocimiento o consentimiento.

Condenaba la polarización y el extremismo que habían conducido al "tribalismo digital" en los medios sociales, afirmando que los individuos se encerraban a menudo en silos de opinión que obstaculizaban el diálogo y a menudo conducían a la violencia, el abuso y la desinformación.

"El estilo cristiano debe ser reflexivo, no reactivo, en los medios sociales. Por lo tanto, todos debemos tener cuidado de no caer en las trampas digitales que esconden los contenidos diseñados intencionadamente para sembrar el conflicto entre los usuarios provocando indignación o reacciones emocionales", señala el documento.

"El problema de la comunicación polémica y superficial, y por tanto divisiva, es especialmente preocupante cuando procede de los líderes de la Iglesia: obispos, párrocos y destacados líderes laicos", afirmaba.

Varios obispos católicos conservadores y comentaristas de alto perfil, sobre todo en Estados Unidos, han criticado al papa Francisco en Twitter, y algunos de ellos han respaldado feroces ataques contra el pontífice en vídeos de extrema derecha.

"Por desgracia, las relaciones rotas, los conflictos y las divisiones no son ajenos a la Iglesia. Por ejemplo, cuando grupos que se presentan como 'católicos' utilizan su presencia en los medios sociales para fomentar la división, no se están comportando como debería hacerlo una comunidad cristiana", decía el documento.

Decía que habría que prestar especial atención a los avances en inteligencia artificial (IA) en los próximos años, instando a los católicos a tener cuidado con las máquinas "que toman nuestras decisiones por nosotros".

En 2020, el Vaticano unió fuerzas con los gigantes tecnológicos Microsoft e IBM para promover el desarrollo ético de la IA y pedir la regulación de tecnologías intrusivas como el reconocimiento facial.