Los movimientos activistas representaron un aumento del 36% en comparación con el año anterior y el año más activo desde 2018, según un informe del banco de inversión Lazard.

Los activistas compran participaciones en empresas para presionar a favor de un cambio que esperan que mejore la cotización de un objetivo. Suelen presionar para que se produzcan ventas de activos y cambios en la gestión, y cada vez se centran más en mejorar el historial medioambiental, social y de gobernanza (ASG) de las empresas.

Gran parte de la actividad se vio impulsada por Estados Unidos, donde se lanzaron 135 nuevas campañas, un 41% más que un año antes.

TotalEnergies, Unilever y Shell también se encontraban entre las 60 empresas europeas objetivo de los activistas, un 20% más que el año anterior y superando los registros anteriores en 2018, según mostró el informe 2022 Review of Shareholder Activism de Lazard.