El euro se mantuvo cerca de un máximo de nueve meses frente al dólar, mientras los operadores sopesaban unas perspectivas de crecimiento más halagüeñas para la zona euro frente a los crecientes indicios de una inminente recesión en Estados Unidos.

El dólar australiano subió un 0,66%, hasta los 0,7092 dólares, su nivel más alto desde agosto, después de que un repentino aumento de la inflación, que el trimestre pasado alcanzó su nivel más alto en 33 años, reforzara las razones para que el Banco de la Reserva de Australia siguiera subiendo los tipos de interés.

Mientras tanto, el kiwi cayó casi un 0,6% hasta los 0,6469 $, después de que la inflación anual de Nueva Zelanda del 7,2% en el cuarto trimestre se situara por debajo de la previsión del 7,5% de su banco central.

"El principal mensaje que extraemos de ello es que creemos que ya hemos visto lo peor de la inflación y que ésta ha tocado techo", declaró Jarrod Kerr, economista jefe de Kiwibank.

"Esperamos que el tipo al contado en Nueva Zelanda alcance un máximo del 5%, no del 5,5%, que es lo que el Banco de la Reserva (de Nueva Zelanda) nos dice que va a hacer, y los mercados de tipos están reaccionando a ese cambio de opinión".

En otras divisas, el euro se estabilizó en 1,0888 $, cerca del máximo de nueve meses del lunes de 1,0927 $, ya que una economía de la zona euro sorprendentemente resistente y la retórica de línea dura de los responsables políticos del Banco Central Europeo (BCE) apoyaron a la moneda única.

Los datos del martes mostraron que la actividad empresarial de la zona euro volvió por sorpresa a un crecimiento modesto en enero, lo que indica que la recesión en el bloque puede no ser tan profunda como se temía.

Las expectativas de nuevas subidas de tipos por parte del BCE también ayudaron al sentimiento. Los responsables políticos se han comprometido a domar la inflación, pero están divididos sobre la magnitud de los movimientos más allá del probable aumento de medio punto porcentual de febrero.

En Estados Unidos, las perspectivas son más sombrías, ya que empiezan a aparecer signos de desaceleración económica, consecuencia de las agresivas subidas de tipos de la Reserva Federal el año pasado.

La actividad empresarial estadounidense se contrajo por séptimo mes consecutivo en enero, aunque el descenso se moderó tanto en el sector manufacturero como en el de servicios por primera vez desde septiembre.

Frente a una cesta de divisas, el índice del dólar estadounidense avanzó un 0,01% hasta 101,92, no muy lejos del mínimo de casi ocho meses de la semana pasada de 101,51.

"(Los datos) no hacen más que confirmar que, por un lado, la resistencia en Europa... y los retos que han tenido en materia energética, no han sido tan perjudiciales como algunos esperaban, mientras que, al mismo tiempo, la desaceleración en Estados Unidos, en términos de actividad, parece estar ampliándose", declaró Rodrigo Catril, estratega de divisas del National Australia Bank.

La libra esterlina cedió un 0,15% hasta 1,2322 dólares, mientras que el yen japonés se cambiaba por última vez a 130,24 por dólar.