El jefe del banco central de Nueva Zelanda defendió el miércoles su uso de la lengua maorí en las comunicaciones oficiales, mientras el nuevo gobierno de centro-derecha del país intenta hacer retroceder el uso de la lengua indígena en el sector público.

Los tres partidos del nuevo gobierno de coalición firmaron la semana pasada acuerdos que esbozan políticas para hacer retroceder el uso de la lengua maorí y exigir a todos los organismos gubernamentales que utilicen principalmente el inglés para los nombres de sus departamentos y sus comunicaciones.

El gobernador del banco central, Adrian Orr, declaró en una conferencia de prensa posterior a la reunión de política monetaria del banco que éste estaba orgulloso de su nombre maorí "Te Putea Matua" y que seguiría utilizándolo, además de Banco de la Reserva de Nueva Zelanda (RBNZ).

"Nuestra adopción de Te Ao Maori (la cosmovisión maorí, incluida la lengua) se ha referido a cómo trabajamos juntos en contraposición a cuál es nuestro mandato, y todas nuestras acciones y actividades están firmemente ancladas en nuestro mandato legal", dijo Orr.

El impulso para reducir el uso de la lengua maorí forma parte de una serie de políticas propuestas por el nuevo gobierno del primer ministro Christopher Luxon para hacer retroceder los cambios introducidos por el anterior gobierno laborista de centro-izquierda.

Luxon dijo el miércoles que el gobierno introduciría legislación para reformar el mandato del RBNZ y levantar la prohibición de la venta de cigarrillos a las generaciones futuras en sus primeros 100 días.

En los últimos años, el RBNZ ha experimentado una reforma que sitúa la herencia y la lengua maoríes del país en el centro de sus operaciones.

El cambio de imagen, impulsado por Orr, ha dado lugar a algunos cambios audaces no sólo en su imagen corporativa sino también en su enfoque de la política y la comunicación.

Los documentos políticos están salpicados de referencias visuales y lingüísticas al folclore maorí y no es inaudito el uso de frases o palabras comunes en maorí, lo que a veces deja perplejos a los inversores extranjeros que negocian con el dólar neozelandés.

El gobierno no ha dado a conocer detalles concretos sobre las políticas y no está claro si afectarán directamente al banco central.

El RBNZ es independiente, pero el ministro de Finanzas le otorga un mandato en el que se especifican los asuntos en los que el gobierno quiere que se centre el banco, como la estabilidad financiera y la regulación prudencial. (Reportaje de Lucy Craymer. Edición de Sam Holmes)