Se espera ampliamente que el Banco de Rusia mantenga su tipo de interés clave en el 7,5% en su primera reunión del año la próxima semana, con una inflación que se ralentiza gradualmente pero que sigue estando muy por encima del objetivo del banco del 4%. Las expectativas inflacionistas de los hogares se situaron en enero en el 11,6%.

En un informe sobre las tendencias económicas, el banco destacó los tres riesgos inflacionistas clave a los que se enfrenta Rusia mientras intenta sacar a la economía de su actual depresión.

"Las presiones inflacionistas siguen siendo moderadas, pero han aumentado los riesgos proinflacionistas procedentes del mercado laboral, el presupuesto y la balanza de pagos", afirmó.

El banco también advirtió de que el debilitamiento del rublo, que se desplomó en diciembre al entrar en vigor un tope de precios para algunos productos petrolíferos rusos, podría alimentar la inflación de precios, sobre todo si el superávit comercial de Rusia disminuye significativamente.

Las predicciones inicialmente funestas de una contracción económica de dos dígitos en 2022 resultaron infundadas y el banco central afirmó que la economía se había adaptado rápidamente a las sacudidas del año pasado.

Pero a pesar del cambio a nuevas cadenas de suministro y del aumento de la actividad económica en sectores como la agricultura y los servicios al consumidor hacia finales de 2022, las amenazas para la salud económica de Rusia a largo plazo siguen siendo notables.

"La escasez de personal, las limitaciones tecnológicas y la debilidad de la demanda exterior podrían ralentizar la transición de la economía hacia un crecimiento sostenible a partir del segundo semestre de 2023", declaró el banco central.