TEL AVIV, 18 ene (Reuters) - La vida en Tel Aviv parece normal para Rhona Ukrainsky tres meses después de que Hamás mató a 1.200 israelíes el 7 de octubre, pero el dolor y el miedo están bajo la superficie, lo que le hace llorar cuando se menciona el tema y estremecerse cuando oye un ruido fuerte.

El trauma infligido por el día más mortífero para los judíos desde el Holocausto no se ha desvanecido. Ukrainsky se siente angustiada por el odio de Hamás y sus aliados, y teme por la seguridad de sus tres hijos pequeños.

"A veces simplemente intentas seguir con las cosas cotidianas, coger a los niños, ir a trabajar", dijo Ukrainsky, de 35 años, directora financiera en una empresa de equipos médicos, que paseaba por la ciudad con su bebé recién nacido en un cochecito.

"Pero está ahí abajo, en el fondo del corazón", dijo, incapaz de contener las lágrimas.

Poco más de 100 días después del 7 de octubre, el dolor es una de las principales razones por las que las encuestas en Israel muestran un apoyo constante y firme a la ofensiva militar en Gaza, pese a que el optimismo de que se puedan alcanzar los objetivos declarados ha comenzado a erosionarse.

Las fuerzas israelíes han arrasado gran parte del enclave palestino, han matado a más de 24.000 personas y herido a más de 61.000, según las autoridades sanitarias de Gaza, además de desplazar a la mayor parte de la población, causando hambre y enfermedades generalizadas.

La magnitud de las muertes y el sufrimiento en Gaza han conmocionado a gran parte del mundo y han provocado críticas generalizadas a la intervención de Israel, entre ellas la acusación de genocidio presentada por Sudáfrica ante el máximo tribunal de la ONU, que Israel ha rechazado.

Pero dentro del país los medios de comunicación no atienden a la catástrofe humanitaria en Gaza, y para la mayoría de la gente la atención se centra en hacer lo que sea necesario para mantener a salvo a los israelíes y restablecer su destrozada confianza.

"No es una guerra que hayamos elegido. Nos la impuso esta terrible invasión y todas las atrocidades que se cometieron", dijo Ray Parnes, de 92 años, que emigró a Israel desde Estados Unidos en 1958. "Nunca ha habido una guerra más justa".

PELIGRO EN TODAS PARTES

Uno de los motivos por los que el 7 de octubre sigue siendo tan doloroso para los israelíes es la empatía con los más de 130 rehenes que siguen retenidos en Gaza, de los 253 que se calcula que capturó Hamás ese día, y con sus familias. Las fotos de los rehenes están por todas partes y los medios de comunicación cubren a diario la incansable campaña de las familias.

Otro es el incesante goteo de desgarradores detalles sobre lo ocurrido el 7 de octubre, incluida la violencia sexual contra las mujeres, que siguen apareciendo en los relatos de los testigos.

Los funerales televisados de los soldados muertos en Gaza son también una conmoción emocional en un país donde la mayoría de los adultos tienen que hacer el servicio militar y la identificación con el ejército es fuerte.

"Para el resto del mundo, el 7 de octubre es algo que ocurrió hace tres meses, pero los israelíes siguen viviéndolo cada día", dijo el comentarista Chemi Shalev.

En una sociedad impregnada de la historia de la persecución antisemita, desde los tiempos bíblicos hasta el Holocausto, la escala y la ferocidad del ataque de Hamás despertaron temores arraigados en la psique de la gente desde la infancia, dijo la politóloga Tamar Hermann.

Señaló que fiestas judías como Pascua, Janucá y Purim conmemoran momentos en los que el pueblo judío escapó de la persecución o se rebeló contra ella, o sobrevivió a intentos de exterminio.

"La cultura política, la religión y todo lo demás socializa a los israelíes en la creencia de que el peligro está en todas partes y todo el tiempo", comentó Hermann, directora académica de una unidad de sondeos del prestigioso Instituto Israelí para la Democracia.

Las escenas de celebración entre algunos palestinos tras el 7 de octubre y las encuestas que mostraban un aumento del apoyo a Hamás en Cisjordania ocupada, ambas cubiertas de forma destacada por los medios de comunicación israelíes, resultaron insoportablemente dolorosas y amenazadoras para la mayoría de los israelíes, afirmó.

NO HAY MÁS LUGAR PARA NOSOTROS

Hermann afirmó que las protestas callejeras contra la guerra en Gaza y la condena por parte de algunos Gobiernos y funcionarios de la ONU reforzaron la sensación de los israelíes de estar solos en un mundo hostil, capaces de confiar sólo en sí mismos.

"Me hace sentir que no hay otro lugar que Israel para nosotros", dijo Ukrainsky.

Oren Persico, de Seventh Eye, un sitio web independiente que cubre los medios de comunicación israelíes, dijo que una de las razones por las que muchos israelíes sentían que las críticas en el extranjero eran injustas era porque no estaban viendo lo que el resto del mundo veía en Gaza.

Persico dijo que los principales medios de comunicación nacionales mostraban imágenes captadas por el ejército, como ataques a edificios vistos desde el aire, o por periodistas integrados en el ejército, pero cubrían muy pocas historias personales o escenas desgarradoras como las de la cobertura general fuera de Israel.

"No se ven los heridos, las mujeres y los niños, no se ven los muertos, no se ve el dolor de los habitantes de Gaza", dijo, atribuyendo esta situación a decisiones editoriales. "El razonamiento es que mostrar esas imágenes podría perjudicar el esfuerzo bélico israelí".

Para Ukrainsky, como para muchos de sus compatriotas, Israel no tiene más remedio que luchar contra Hamás y el sufrimiento palestino es otra trágica consecuencia de lo que hizo Hamás el 7 de octubre.

"Siento mucha compasión por el sufrimiento de los civiles inocentes allí en Gaza, pero es demasiado difícil hacer esta operación (sin hacerles daño). Debemos hacer lo necesario para protegernos como Estado y como nación", afirmó.

(Contribución de Rami Amichay y Dan Williams; Edición en español de Javier López de Lérida)