Hasta el 30 de septiembre, el interés en corto ascendía a unos 12.497 millones de acciones, frente a los 12.209 millones del 15 de septiembre.

Los inversores que venden valores en "corto" toman prestadas acciones y luego las venden, esperando que la acción caiga para poder volver a comprar las acciones al precio más bajo, devolverlas al prestamista y embolsarse la diferencia.

La venta en corto también puede formar parte de una estrategia de cobertura.