El domingo, Reuters vio cadáveres en Bucha, entre ellos el de un hombre que yacía tendido al borde de la carretera con las manos atadas a la espalda y una herida de bala en la cabeza. El teniente de alcalde de la ciudad dijo que los 50 residentes muertos habían sido víctimas de ejecuciones extrajudiciales llevadas a cabo por las tropas rusas.

El Kremlin negó categóricamente cualquier acusación relacionada con el asesinato de civiles en Bucha. Reuters no pudo verificar de forma independiente quién era el responsable de los asesinatos.

"Los informes que están surgiendo de esta (Bucha) y otras zonas plantean cuestiones serias e inquietantes sobre posibles crímenes de guerra, graves violaciones del derecho internacional humanitario y graves violaciones del derecho internacional de los derechos humanos", dijo Bachelet en un comunicado, afirmando que estaba horrorizada por los informes.

Destacó la necesidad de exhumar todos los cuerpos e identificarlos para poder informar a las familias y establecer las causas exactas de la muerte.

"Deben tomarse todas las medidas para preservar las pruebas", dijo Bachelet. "Es vital que se hagan todos los esfuerzos para garantizar que haya investigaciones independientes y efectivas sobre lo ocurrido en Bucha para asegurar la verdad, la justicia y la rendición de cuentas, así como la reparación y el remedio para las víctimas y sus familias".

La oficina de derechos humanos de la ONU tiene unos 50 empleados en Ucrania que han estado supervisando el número de muertes de civiles desde que Rusia invadió el país el 24 de febrero. Hasta ahora ha confirmado la muerte de 1.430 civiles, añadiendo que el número real es probablemente mucho mayor debido a las dificultades de verificación.