Los salarios japoneses habían permanecido estancados durante décadas hasta el año pasado, cuando el aumento de los costes de las materias primas disparó la inflación y presionó a las empresas para que compensaran a sus empleados con una subida salarial.

Las principales empresas acordaron subidas salariales medias del 3,58% este año, el mayor incremento en tres décadas.

Rengo iniciará este mes los debates sobre las subidas salariales para el próximo año y fijará su demanda salarial prevista para finales de año, antes de negociar con la patronal a principios del próximo año para que las grandes empresas puedan ofrecer subidas salariales hacia mediados de marzo.

El primer ministro, Fumio Kishida, ha insistido en la necesidad de lograr aumentos salariales sostenidos y más amplios para amortiguar el golpe que supone para los hogares el aumento del coste de la vida y permitir que Japón se libere con decisión de la deflación, que ha lastrado el crecimiento económico durante décadas.

El gobernador del Banco de Japón, Kazuo Ueda, también ha subrayado en repetidas ocasiones la necesidad de mantener la política monetaria súper laxa hasta que los salarios aumenten lo suficiente como para mantener el crecimiento de los precios de forma sostenible en torno al 2%.