La marcada ralentización de la actividad en el sector ofreció una primera señal de alarma de que la economía japonesa puede tener dificultades para protagonizar una recuperación convincente, una tendencia preocupante para un país muy expuesto a las fluctuaciones del crecimiento mundial.

El índice final de gestores de compras (PMI) de servicios del Banco Jibun de Japón se desplomó hasta un 50,3 ajustado estacionalmente, marcando la lectura más baja desde marzo.

La cifra mostró que la actividad se situó ligeramente por encima de la marca de 50 que separa la contracción de la expansión.

Se situó por debajo del dato final de junio de 54,0, que fue el más alto de los últimos ocho años, y de la lectura flash de 51,2.

"La economía japonesa de los servicios señaló que las condiciones de la demanda se habían estancado en líneas generales al comienzo del segundo semestre del año, ya que el impulso de la reapertura más amplia de la economía disminuyó", dijo Usamah Bhatti, economista de S&P Global Market Intelligence, que compila la encuesta.

"Los miembros del panel comentaron que el debilitamiento de las condiciones económicas, en parte debido a la inflación y la incertidumbre, había pesado en el sector".

La carga de costes media a la que se enfrentan las empresas de servicios siguió siendo elevada, situándose en la segunda tasa más alta de la historia de la encuesta tras el récord de junio.

El PMI compuesto, que se calcula utilizando tanto las manufacturas como los servicios, cayó a un mínimo de cinco meses de 50,2 desde el 53,0 final de junio.

"En general, la actividad del sector privado se estancó en julio tras la sólida subida de junio", añadió Bhatti.

"Una nueva caída de la producción manufacturera y el estancamiento de los nuevos pedidos agregados contribuyeron a la lectura más débil".