El Solaris abandonó el puerto de cruceros del centro de Bodrum un día después de que el operador del puerto, que cotiza en la bolsa de Londres, Global Ports Holding, dijera que la decisión de permitir el atraque de barcos o yates era responsabilidad de las autoridades turcas.

La empresa dijo que no había recibido "ninguna tasa de servicio u otros pagos relativos al atraque de este superyate en el puerto de cruceros de Bodrum".

Abramovich fue uno de los varios rusos adinerados añadidos el mes pasado a las listas negras de la UE y el Reino Unido por la invasión rusa de Ucrania, y los gobiernos de la UE han actuado para confiscarles yates y otros activos de lujo.

Los gobiernos del mundo tratan de aislar al presidente Vladimir Putin y a sus aliados por la invasión rusa de Ucrania, que el Kremlin califica de "operación militar especial".

Abramovich apareció por sorpresa como parte de una delegación rusa durante las conversaciones con sus homólogos ucranianos en Estambul la semana pasada.

El Kremlin dijo que su presencia "permitiría ciertos contactos", mientras que el presidente turco Tayyip Erdogan dijo que Abramovich estaba trabajando "sinceramente" para poner fin a la guerra.

El sitio web de seguimiento de barcos Marine Traffic mostró que el yate Solaris, de 140 metros (460 pies), había anclado cerca de Yalikavak, tras recorrer unos 50 kilómetros alrededor de la península de Bodrum.

El Solaris es uno de los dos superyates vinculados a Abramovich, cuyo valor conjunto se estima en 1.200 millones de dólares, que han atracado en el suroeste de Turquía en las últimas semanas. Fuentes han dicho que él y otros rusos ricos estaban buscando invertir en Turquía, dadas las sanciones en otros lugares.

El ministro de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, ha dicho que los oligarcas rusos son bienvenidos en Turquía, pero que deben respetar el derecho internacional para hacer cualquier negocio.

Miembro de la alianza militar OTAN, Turquía comparte una frontera marítima con Ucrania y Rusia en el Mar Negro, mantiene buenos lazos con ambas y se ha ofrecido a mediar. Ha apoyado a Kiev, pero también se opone a las sanciones a Moscú, incluidas las medidas contra Abramovich y otros multimillonarios rusos.

Abramovich había intentado vender su club de fútbol inglés, el Chelsea, un proceso que el gobierno británico le quitó de las manos al incluirlo en la lista negra.