La tercera economía del mundo creció a un ritmo más rápido de lo previsto en el último trimestre de 2021, ya que la demanda de los consumidores se recuperó tras recibir un fuerte golpe inducido por la pandemia de coronavirus en julio-septiembre, según el sondeo.

El primer ministro Fumio Kishida ha puesto en marcha políticas destinadas a aumentar los salarios como parte de su compromiso de impulsar una distribución más amplia de la riqueza, que considera clave para ayudar a impulsar los ingresos de los hogares y la recuperación general de la economía por la pandemia.

La mayoría de los analistas, sin embargo, dudan de que las políticas del gobierno tengan éxito.

Diecinueve de los 34 economistas encuestados dijeron que era poco probable que funcionara. Otros ocho eligieron "muy improbable", lo que contrasta con siete que dijeron que era probable y ninguno que seleccionó "muy probable".

"Incluso si los salarios aumentan, los japoneses los trasladarían al ahorro mientras su perspectiva sobre el futuro de Japón sea sombría", dijo Hiroshi Namioka, estratega jefe y gestor de fondos de T&D Asset Management.

Desde que asumió el cargo en octubre, Kishida ha instado a las empresas japonesas cuyos beneficios se han recuperado hasta los niveles anteriores a la pandemia a que aumenten los salarios en un 3% o más, prometiendo audaces deducciones fiscales para las empresas que aumenten sus salarios.

Pero estas medidas podrían caer en saco roto, en parte porque muchas empresas pequeñas no son rentables y ya están exentas de pagar el impuesto de sociedades, según dos analistas de la encuesta.

UN REPUNTE MÁS FUERTE

En cuanto al crecimiento, se prevé que el producto interior bruto (PIB) de Japón se haya expandido un 6,5% anualizado en el último trimestre de 2021, por encima de la ganancia del 6,1% prevista en diciembre, según la mediana de las previsiones de 40 economistas.

Pero los economistas recortaron su previsión de crecimiento del PIB para este trimestre al 4,5%, frente a la expansión del 4,9% estimada anteriormente.

Algunos analistas señalaron que la reciente y rápida propagación de la variante Omicron COVID-19 podría pesar sobre la recuperación de Japón, aunque el alcance de las consecuencias sigue sin estar claro y depende en gran medida de la severidad de cualquier freno impuesto por el gobierno.

La inflación subyacente de los precios al consumo, que excluye los alimentos frescos pero incluye los costes energéticos, alcanzará un máximo del 1,1% el próximo trimestre y se ralentizará gradualmente después, según la encuesta.

La inflación subyacente anual para el año fiscal 2022 se prevé en un 0,9%, ligeramente superior al 0,8% de la encuesta del mes pasado.

Se prevé que el Banco de Japón eleve su previsión de inflación en una reunión de política monetaria de dos días que finaliza el martes, en la que también se espera que mantenga su política monetaria ultralaxa.

Ningún economista encuestado por Reuters proyectó ningún cambio en las políticas del BOJ hasta al menos la segunda mitad de este año.

Alrededor del 95% de los encuestados dijeron que la próxima acción del banco central, si la hubiera, sería la retirada de su política monetaria ultra flexible, aunque casi todos esperan que eso no ocurra hasta 2023 o más tarde.