Ahora, está recibiendo a cientos de pacientes enfermos, que sufren los efectos de las inundaciones que han anegado Pakistán, dejando al país luchando con una operación de ayuda y rescate de una escala casi sin precedentes.

Johi, en la provincia de Sindh, la más afectada, sigue sin acceso por carretera.

Roshan Ali Khan es un médico de la clínica improvisada que ofrece tratamiento gratuito.

Dice que está tratando hasta 800 pacientes al día.

Las lluvias monzónicas récord y el deshielo de los glaciares en las montañas del norte provocaron inundaciones que han matado a más de 1.200 personas.

Y el número de muertos sigue aumentando.

El sábado (3 de septiembre) se registraron 57 muertes más, entre ellas 25 niños.

Las inundaciones, que se han achacado al cambio climático, han inundado un tercio del país del sur de Asia.

Los residentes dicen que su mayor preocupación es ahora la falta de alimentos.

Este hombre dice que todos los cultivos de la zona han sido destruidos.

Muchas zonas siguen aisladas por las aguas de las inundaciones.

En Baluchistán, el ejército pakistaní está repartiendo ayuda en helicóptero.

La provincia ha sufrido una devastación generalizada, que incluye el arrastre de redes ferroviarias y de carreteras clave, así como averías en las infraestructuras de telecomunicaciones y eléctricas.

Las primeras estimaciones de los daños en todo el país se han cifrado en 10.000 millones de dólares.

La ayuda ha llegado de varios países, pero las organizaciones benéficas de Pakistán han advertido que todavía hay millones de personas a las que no han llegado los esfuerzos de ayuda y socorro.