Estas son las opciones que podría adoptar el Banco de Japón para modificar su política de control de la curva de rendimientos, que aplica un tipo de -0,1% a algunos fondos aparcados en el banco central y tiene como objetivo que el rendimiento de la deuda pública a 10 años se sitúe en un rango en torno a cero.

MANTENER EL TIPO

La decisión del Banco de Japón del mes pasado de ampliar la banda en torno a su objetivo de rendimiento a 10 años no ha conseguido eliminar las distorsiones del mercado provocadas por su enorme compra de bonos, sino que ha llevado al mercado a probar el 0,5% al alza de la banda.

Muchos funcionarios del BOJ quieren tomarse más tiempo para calibrar el efecto del ajuste de diciembre, buscando claridad sobre si los salarios y la inflación aumentarán en un ciclo de crecimiento que se refuerce mutuamente.

Con el gobernador Haruhiko Kuroda repitiendo la necesidad de mantener la política ultra laxa, el BOJ podría optar por mantenerse al margen hasta que su sucesor tome el timón en abril.

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Los vendedores de bonos rompieron el límite del 0,5% del BOJ el viernes, menos de un mes después del ajuste de la política, lo que obligó al banco central a realizar compras de emergencia para volver a bajar la rentabilidad.

Puesta a prueba su credibilidad, el BOJ podría responder con medidas adicionales.

Podría hacer retoques técnicos para suavizar la curva de rendimiento, como juguetear con su compra de bonos u otras operaciones de mercado. O podría ampliar la banda en torno a su objetivo de rendimiento a 10 años.

Muchos responsables políticos se muestran cautelosos a la hora de ampliar la banda más allá de 1 punto porcentual, ya que eso podría dificultar al BOJ argumentar que está guiando el rendimiento a 10 años "en torno al 0%".

ABANDONAR, ELEVAR EL OBJETIVO DE RENDIMIENTO

Existe una pequeña posibilidad de que el BOJ eleve el objetivo de rendimiento a 10 años o abandone por completo el YCC.

El BOJ esperaba esperar a tener más pruebas de que los salarios subirían lo suficiente como para mantener la inflación de forma sostenible en torno a su objetivo del 2%, antes de retocar sus objetivos de rendimiento.

Hacerlo ahora iría en contra de la promesa de Kuroda de mantener la política monetaria ultra laxa hasta que la reciente inflación impulsada por los costes sea sustituida por una subida de los precios impulsada por una fuerte demanda sostenida.

El BOJ describiría cualquier movimiento de este tipo como una modesta retirada del estímulo, más que como el inicio de una serie de subidas de tipos. Podría comprometerse a comprar suficientes bonos para evitar cualquier repunte brusco y perturbador de los costes de endeudamiento.

MODIFICAR LA ORIENTACIÓN

El Banco de Japón podría modificar su orientación que se compromete a mantener los tipos de interés en los niveles "actuales o inferiores", por otra que adopte un punto de vista más neutral sobre las perspectivas de los tipos.

Cualquier movimiento de este tipo sería una clara señal de que el BOJ espera que se den las condiciones económicas para subir los tipos gradualmente.

PONER FIN AL TIPO NEGATIVO

El BOJ podría abandonar la tasa del 0,1% que aplica a un pequeño conjunto de reservas excedentarias que las instituciones financieras aparcan en el banco central.

Tras deshacerse de ese tipo negativo, el BOJ podría empezar a pagar intereses por el exceso de reservas para absorber liquidez de la economía.

El BOJ sólo pretende dar ese paso cuando considere que la economía japonesa ha alcanzado un ciclo positivo, en el que el aumento de los precios genera unos salarios más altos que dan a los hogares más poder adquisitivo.

Poner fin a los tipos negativos aliviaría el dolor de los bancos comerciales, que han visto sus márgenes aplastados por años de tipos ultrabajos. Pero enfriaría la economía al elevar los tipos de los préstamos bancarios e hipotecarios.

Por tanto, el Banco de Japón no querrá apresurarse a apretar el gatillo. Cualquier movimiento de este tipo probablemente iría acompañado, o llegaría mucho después, del final del objetivo de rendimiento a 10 años.