A finales de octubre, la ANSES autorizó el uso de pastillas de fosfina utilizadas para matar plagas mediante fumigación, pero dijo que no podían estar "en contacto directo con los cereales", amenazando así las exportaciones a los mercados que requieren el proceso, entre ellos Argelia, Egipto y Marruecos.

"No hay por qué preocuparse por las exportaciones, éstas continuarán. Es bueno para nuestros exportadores, es bueno para la seguridad alimentaria de estos países (importadores)", declaró Becht.

Francia pretende remitirse a un reglamento de la UE que dice que los límites máximos de residuos de pesticidas no se aplican a las exportaciones de países no comunitarios si es posible demostrar que los tratamientos son necesarios o aceptados, dijo Becht.

Si se inhala en grandes dosis, la fosfina puede provocar trastornos respiratorios, neurológicos y gastrointestinales.