El sistema nacional de comercio de derechos de emisión (ETS, por sus siglas en inglés) que cobra a las centrales eléctricas, las fábricas y las aerolíneas por cada tonelada de dióxido de carbono que emiten forma parte de los esfuerzos británicos para alcanzar las emisiones netas cero en 2050, pero el Departamento de Energía y Net Zero afirmó que está estudiando formas de evitar la llamada fuga de carbono, un término que se utiliza para describir cuando las empresas trasladan la producción a países con objetivos de emisiones más laxos y costes de carbono más bajos.

Muchos países han puesto un precio a las emisiones de carbono, pero éstos varían enormemente. El precio de los derechos de emisión de carbono al contado en el RCCDE británico se sitúa actualmente en unas 70 libras (86 dólares) la tonelada, mientras que los derechos del RCCDE chino, por ejemplo, se negocian en torno a los 57 yuanes chinos (8,28 dólares) por tonelada.

Entre las posibles medidas para evitar la fuga de carbono podría incluirse un mecanismo de ajuste del carbono en frontera (CBAM) aplicado a las importaciones para reflejar tanto el carbono emitido en su producción como cualquier diferencia entre el precio del carbono ya aplicado en el país de origen y el precio en el Reino Unido, según el documento de consulta.

Otras medidas podrían incluir la exigencia de normas sobre las emisiones causadas por los productos importados o políticas del lado de la demanda, como iniciativas de contratación pública para ampliar los mercados de productos con menos carbono.

Europa también cuenta con un régimen de comercio de derechos de emisión y tiene previsto introducir gradualmente un impuesto fronterizo sobre el carbono a partir de 2026 en las importaciones de acero, aluminio, cemento, fertilizantes y electricidad con alto contenido de carbono.

(1 $ = 0,8095 libras)

(1 $ = 6,8808 yuanes chinos renminbi)