Cualquier decisión de este tipo podría llevar al yen a nuevos mínimos de 32 años, al llamar la atención del mercado sobre la creciente divergencia con los bancos centrales de Estados Unidos y Europa, que están pendientes de nuevas subidas de tipos.

En las nuevas proyecciones trimestrales, el Banco de Japón revisará ligeramente al alza sus previsiones de precios, pero seguirá proyectando que la inflación volverá a situarse por debajo de su objetivo del 2% el próximo año fiscal, ya que las subidas de los precios de las materias primas y de los combustibles están en su punto álgido, según indicaron fuentes a Reuters.

Es probable que la junta de nueve miembros recorte sus previsiones de crecimiento para este año y el próximo, dijeron las fuentes, ya que las consecuencias del endurecimiento monetario mundial y la fuerte desaceleración de China pesan sobre la economía japonesa, que depende de las exportaciones.

Es probable que las proyecciones revisadas refuercen las expectativas del mercado de que el Banco de Japón mantendrá el rumbo para apuntalar una frágil recuperación con tipos de interés ultrabajos, según los analistas.

"Fundamentalmente, el BOJ no cambiará de rumbo en breve", debido a la necesidad de estimular la demanda, dijo Hiroyuki Ueno, economista senior de SuMi Trust en Tokio.

"Con una recesión a la vista en Europa y Estados Unidos, las empresas japonesas orientadas a la exportación están preparadas para una caída de los beneficios corporativos", dijo.

En la reunión de dos días que finaliza el viernes, se espera que el Banco de Japón mantenga su objetivo del -0,1% para los tipos de interés a corto plazo y la promesa de orientar el rendimiento de los bonos a 10 años en torno al 0%.

La atención de los inversores se centrará en el informe posterior a la reunión del gobernador Haruhiko Kuroda en busca de pistas sobre el calendario de una eventual salida de la política ultra laxa.

En julio, el Banco de Japón pronosticó que la inflación subyacente de los consumidores alcanzaría el 2,3% en el año fiscal que termina en marzo de 2023, antes de ralentizarse hasta el 1,4% al año siguiente. Proyecta que la economía se expandirá un 2,4% en el año fiscal actual y aumentará un 2,0% en el siguiente.

Aunque es mucho más modesta que la de otras grandes economías, la inflación subyacente de los consumidores de Japón alcanzó un máximo de ocho años del 3% en septiembre, superando el objetivo del 2% del Banco de Japón durante seis meses consecutivos.

Kuroda ha insistido en la necesidad de mantener una política ultralaxa por considerar que la reciente inflación impulsada por los costes será temporal.

La política ultrablanda del BOJ ha contribuido a desencadenar una fuerte caída del yen que infla el coste de la importación de combustibles y materias primas, ya de por sí caros, lo que ha llevado al gobierno a intervenir en el mercado para apuntalar la moneda.