El plan, que pueden llevar a cabo los reguladores con sus competencias actuales, impondría sobre todo requisitos más estrictos a los bancos regionales más grandes, concretamente a los que tienen entre 100.000 y 250.000 millones de dólares en activos.

Este grupo de bancos, que vieron cómo se echaban atrás las regulaciones en 2019, incluye Silicon Valley Bank y Signature Bank -que quebraron a principios de este mes-, así como First Republic Bank, M&T Bank Corp y KeyBank NA.

MÁS LIQUIDEZ

El plan de la Casa Blanca vería a los reguladores restablecer los requisitos de liquidez anteriores para los bancos de ese tamaño que se relajaron bajo la administración Trump.

Esas normas están destinadas a garantizar que los bancos tengan suficientes fondos de fácil acceso para soportar las recesiones. La Casa Blanca también pidió nuevas pruebas de estrés que tengan en cuenta los riesgos de retiradas más rápidas de los depositantes, después de que los reguladores se sorprendieran por la velocidad de las recientes corridas bancarias.

PRUEBAS DE ESTRÉS

El plan de la Casa Blanca también pide que los reguladores reanuden las "pruebas de estrés" a los bancos de ese tamaño cada año, después de que la administración anterior permitiera que esas empresas se sometieran a las pruebas una vez cada dos años. Las pruebas de estrés son un chequeo anual de las finanzas de los bancos para asegurarse de que pueden soportar una recesión severa.

La Casa Blanca señaló que, debido a su rápido crecimiento y al calendario relajado, el Silicon Valley Bank nunca llegó a someterse a las pruebas antes de su colapso.

La Casa Blanca también sugirió que los reguladores busquen ampliar esas pruebas para examinar otras tensiones, como el aumento de los tipos de interés, que fueron fundamentales en las recientes quiebras bancarias.

TESTAMENTOS VITALES

Tras la crisis de 2008, se exigió a los grandes bancos que presentaran "testamentos vitales" a los reguladores, en los que se detallara cómo podrían liquidarse de forma segura en caso necesario. El plan de la Casa Blanca pide que las empresas de entre 100.000 y 250.000 millones de dólares también presenten esos planes, retomando otro requisito que se relajó en 2019.

MÁS CAPITAL

El plan también pide unos requisitos de capital más estrictos para los bancos de ese tamaño, lo que garantizaría que tienen un colchón lo suficientemente grande como para soportar pérdidas inesperadas. Un área que los reguladores ya están examinando, y que la Casa Blanca apoya, es exigir a esos bancos que mantengan más deuda a largo plazo, que puede servir como fuente de fondos en tiempos de necesidad.

UNA SUPERVISIÓN MÁS ESTRICTA

La Casa Blanca también quiere que los reguladores den más herramientas a los supervisores bancarios, que controlan las operaciones cotidianas dentro de las grandes instituciones.

Un área de interés es reducir el periodo de transición en el que los bancos en crecimiento pueden retrasar el enfrentarse a normas más estrictas que conlleva un mayor tamaño. La Casa Blanca dijo que los reguladores deberían asegurarse de que los bancos se preparan para unas normas más estrictas para los grandes bancos a medida que se acercan a ese umbral, y considerar la posibilidad de aplicar normas más estrictas antes.