Los ingenieros de control de la misión en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, comenzaron enviando sus órdenes iniciales a unos diminutos motores llamados actuadores que posicionan y ajustan lentamente el espejo principal del telescopio.

Formado por 18 segmentos hexagonales de metal de berilio chapado en oro, el espejo principal mide 21 pies y 4 pulgadas (6,5 m) de diámetro, una superficie de captación de luz mucho mayor que la del predecesor de Webb, el telescopio espacial Hubble, de 30 años de antigüedad.

Los 18 segmentos, que se habían plegado para que cupieran dentro de la bahía de carga del cohete que llevó el telescopio al espacio, se desplegaron con el resto de sus componentes estructurales durante un periodo de dos semanas tras el lanzamiento de Webb el 25 de diciembre.

Ahora esos segmentos deben ser desprendidos de las sujeciones que los mantuvieron en su sitio para el lanzamiento y, a continuación, desplazados hacia delante media pulgada respecto a su configuración original -un proceso de 10 días- antes de que puedan ser alineados para formar una única superficie ininterrumpida que recoja la luz.

La alineación tardará tres meses más, según explicó a Reuters por teléfono Lee Feinberg, responsable de los elementos del telescopio óptico Webb en Goddard.

Alinear los segmentos del espejo primario para formar un gran espejo significa que cada segmento "está alineado a una cinco milésima parte del grosor de un cabello humano", dijo Feinberg.

"Todo esto nos obligó a inventar cosas que nunca se habían hecho antes", como los actuadores, que se construyeron para moverse incrementalmente a -400 Fahrenheit (-240 Celsius) en el vacío del espacio, añadió.

El espejo secundario, más pequeño, del telescopio, diseñado para dirigir la luz recogida por el objetivo primario hacia la cámara de Webb y otros instrumentos, también debe alinearse para funcionar como parte de un sistema óptico cohesionado.

Si todo va según lo previsto, el telescopio debería estar listo para captar sus primeras imágenes científicas en mayo, que se procesarían a lo largo de un mes más antes de que se puedan dar a conocer al público, dijo Feinberg.

El telescopio de 9.000 millones de dólares, descrito por la NASA como el principal observatorio científico espacial de la próxima década, observará principalmente el cosmos en el espectro infrarrojo, lo que le permitirá mirar a través de las nubes de gas y polvo donde nacen las estrellas. El Hubble ha operado principalmente en longitudes de onda ópticas y ultravioletas.

El Webb es unas 100 veces más potente que el Hubble, lo que le permite observar objetos a mayores distancias, y por tanto más atrás en el tiempo, que el Hubble o cualquier otro telescopio.

Los astrónomos afirman que esto permitirá ver una visión del cosmos nunca antes vista, que se remonta a sólo 100 millones de años después del Big Bang, el punto de inflamación teórico que puso en marcha la expansión del universo observable hace aproximadamente 13.800 millones de años.

El telescopio es una colaboración internacional dirigida por la NASA en asociación con las agencias espaciales europea y canadiense. Northrop Grumman Corp fue el principal contratista.