La Comisión Europea considera que exportar y compartir nuevas innovaciones críticas como la inteligencia artificial y la computación cuántica es un riesgo potencial para la seguridad, ya que podría permitir que los conocimientos se filtraran a "países preocupantes" que buscan utilizarlos para aplicaciones militares.

El martes presentará su Estrategia Europea de Seguridad Económica, en la que expone sus propuestas para hacer frente a estos riesgos. Según un borrador visto por Reuters el lunes, quiere que se refuercen los controles de las exportaciones y se examinen las inversiones salientes para una lista de tecnologías clave.

La presentación de la estrategia marca el inicio de los esfuerzos de la Comisión para convencer a las naciones de la UE de que respalden sus propuestas antes de un debate sobre las relaciones con China en una cumbre de líderes de la UE que se celebrará en Bruselas los días 29 y 30 de julio.

Pero las naciones serán reacias a renunciar a sus poderes para conceder licencias de exportación y sopesar los intereses de seguridad.

Un diplomático de un país de la UE dijo que, en primer lugar, sería todo un reto ponerse de acuerdo sobre cuáles eran los riesgos, por no hablar de si se necesitaban nuevas medidas.

"Sólo entonces podremos tener una visión clara de las posibles lagunas que podrían requerir nuevos instrumentos", dijo el diplomático.

Alemania, que recibió el martes al primer ministro chino Li Qiang, está meditando una nueva estrategia más dura contra China, a pesar de que este país es el mayor socio comercial de Alemania y un mercado clave para que las empresas alemanas exporten bienes y adquieran materiales.

El documento de la UE no nombra a China, pero hace hincapié en la asociación con países de ideas afines y utiliza la expresión "de-risking", su política de reducción de la dependencia económica de China.

El documento de estrategia de la UE llega justo después de que Estados Unidos, que ha presionado a la UE para que adopte su postura más firme hacia Pekín, intentara estabilizar la intensa rivalidad durante una rara visita a Pekín del Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken.