La última prueba de resistencia bianual refleja el cambio en el entorno macroeconómico, ya que la invasión rusa de Ucrania ha contribuido a elevar la inflación en Europa a máximos de décadas y los tipos de interés han subido rápidamente para hacerle frente.

La anterior prueba de resistencia de 2021 se realizó en un contexto de tipos de interés "bajos durante mucho tiempo".

Esta prueba, la más amplia y dura hasta la fecha, parte del supuesto de que Rusia cortará el suministro de gas que le queda a la UE, lo que disparará los precios de la energía y la inflación de la UE al 9,7%, frente al máximo del 10,6% registrado en la zona euro el pasado mes de octubre.

Las pruebas de resistencia se han convertido en una característica habitual de los bancos, en un principio para recapitalizarlos tras ser rescatados por los contribuyentes en la crisis financiera mundial de hace más de una década, y más recientemente para comprobar su capacidad de recuperación.

La Autoridad Bancaria Europea (ABE) dijo que la última prueba de shocks teóricos, diseñada conjuntamente con el BCE, abarca 70 bancos de la UE, 20 más que en 2021, que representan el 75% de los activos bancarios totales del bloque.

"La narrativa describe un escenario adverso relacionado con un hipotético empeoramiento grave de los acontecimientos geopolíticos, acompañado de un aumento de los precios de las materias primas y el resurgimiento del contagio COVID-19", dijo la ABE en un comunicado.

Esto provocaría una caída del PIB del 6%, un aumento del desempleo, una caída de los precios inmobiliarios, cortes en el suministro de gas y una inflación persistentemente alta y tipos de interés elevados durante un periodo de tres años hasta 2025.

Los resultados banco por banco, sin nota de aprobado ni de suspenso, se publicarán a finales de julio, para informar las evaluaciones reguladoras anuales de los colchones de capital.

Una muestra más amplia de bancos permite introducir un enfoque más simplificado para evaluar los riesgos, según la ABE.

También hay un enfoque nuevo y más detallado sobre cómo las perturbaciones repercuten en los sectores a los que están expuestos los bancos, aunque no se incluyen explícitamente los vínculos con entidades no bancarias, como los fondos de inversión, que ahora son objeto de regulación, o el cambio climático.

Los reguladores de la UE quieren un mayor escrutinio de las repercusiones en el sector bancario tras las interrupciones de la cadena de suministro a raíz de la pandemia, y la mayor vulnerabilidad de los sectores intensivos en energía tras la guerra de Ucrania.

El examen contrasta con las perspectivas reales del BCE, según las cuales la inflación caerá al 6,3% este año y al 3,4% el próximo. El BCE también prevé que el crecimiento económico se acelere del 0,5% de este año al 1,9% del próximo.