Los precios del gas en Europa se dispararon hasta alcanzar máximos históricos el año pasado, ya que la escasa oferta chocó con el aumento de la demanda impulsado por la recuperación económica tras la pandemia del COVID-19. Los precios siguen siendo elevados en medio del enfrentamiento entre Ucrania y Rusia, el principal proveedor de gas de Europa.

La Comisión Europea propondrá el 2 de marzo medidas para que el sistema energético europeo sea más resistente ante las crisis de suministro o las subidas de precios.

"La Comisión propone un requisito legal para que los Estados miembros garanticen un nivel mínimo de almacenamiento antes del 30 de septiembre de cada año", dice un borrador del documento de la Comisión.

La Comisión señaló que es poco probable que las empresas almacenen suficiente gas basándose únicamente en los incentivos del mercado, ya que se prevé que los precios del gas se mantengan altos al menos hasta finales de este año.

La propuesta, que podría cambiar antes de ser publicada, también instaba a los países a fijar unos niveles mínimos para las empresas que posean instalaciones de almacenamiento en su territorio y decía que los gobiernos pueden ofrecer incentivos financieros para ello.

Las empresas suelen reponer el almacenamiento de gas fuera de la temporada de calefacción de invierno, ya que los precios del gas al por mayor y la demanda suelen bajar en la temporada de verano.

Eso no ocurrió el año pasado, y el almacenamiento de gas de Europa está actualmente lleno en un 32%, frente a cerca del 40% de hace un año.

La UE importa alrededor del 90% del gas que consume, con aproximadamente un 40% suministrado por Rusia.

Los gobiernos de la mayoría de los 27 países de la UE ya han puesto en marcha medidas para proteger a los consumidores del aumento de las facturas energéticas, como recortes fiscales y subvenciones para los hogares con bajos ingresos.

Según el documento de la Comisión, la solución duradera que limitaría la exposición de los países a los costes de las importaciones de combustibles fósiles es invertir en energías renovables y reducir el consumo de energía -renovando edificios o utilizando procesos industriales más eficientes desde el punto de vista energético-, tal y como está previsto en los objetivos de la UE en materia de cambio climático.