La Unión Europea redoblará sus esfuerzos diplomáticos para ayudar a los países de fuera del bloque a poner en marcha mercados de carbono con la esperanza de fomentar el comercio internacional de emisiones de CO2, declaró el martes el responsable de política climática del bloque.

El Régimen Comunitario de Comercio de Derechos de Emisión (RCCDE), que obliga a las centrales eléctricas y a las industrias europeas a pagar por cada tonelada métrica de CO2 que emiten, es el mayor mercado de carbono del mundo por valor negociado, con un valor de unos 751.000 millones de euros (804.470 millones de dólares) el año pasado.

El responsable de política climática de la UE, Wopke Hoekstra, afirmó que animar a los países de fuera de la UE a poner en marcha sistemas similares debería ser fundamental para los esfuerzos de Europa por hacer frente al cambio climático en los próximos años.

"Nos embarcaremos en un esfuerzo significativo para ayudar a los países del mundo que sí tienen apetito por algo que o bien se parece al RCCDE, o bien podría ser ligeramente diferente en su diseño", dijo Hoekstra en un acto organizado por el grupo de reflexión Bruegel en Bruselas.

"Veremos más mercados de carbono y, con el tiempo, también necesitaremos conectar esos mercados de carbono", afirmó.

La Comisión Europea tiene previsto poner en marcha un grupo de trabajo que se ofrecerá a desplegar personal para ayudar a lanzar mercados de carbono.

Fuera de la UE, China, California y Gran Bretaña ya cuentan con mercados de carbono en funcionamiento.

Sin embargo, debido a las diferencias entre los regímenes -en cuanto al precio del CO2, el diseño o los sectores cubiertos- se ha avanzado poco para vincularlos y permitir el comercio de emisiones de CO2 entre países.

La UE ha irritado a algunos países con su plan de añadir una dimensión internacional a sus políticas de fijación de precios del carbono, imponiendo un gravamen sobre el carbono, el primero del mundo, a las importaciones de bienes como el acero y el cemento a partir de 2026.

Bruselas ha dicho que las importaciones procedentes de países con políticas de tarificación del carbono comparables a las europeas pueden reducir sus obligaciones en virtud de la tasa, que según la UE es necesaria para equiparar a los productores extranjeros con las industrias locales que deben comprar permisos en el mercado de carbono de la UE cuando contaminan.

Hoekstra dijo que parte del "alboroto" sobre la tasa fronteriza del carbono (CBAM) de la UE era un intento de poner a la UE a la defensiva, pero afirmó que los países se estaban preparando para adaptarse a esta política. (1 dólar = 0,9335 euros) (Reportaje de Kate Abnett; información adicional de Susanna Twidale; edición de Barbara Lewis)