La aerolínea, controlada en un 72,5% por el Estado portugués, se encuentra bajo un plan de rescate aprobado por Bruselas por valor de 3.200 millones de euros y se vio obligada a reducir el tamaño de su flota, recortar más de 2.900 puestos de trabajo y reducir los salarios.

Como parte de este plan de reestructuración, TAP también tuvo que liquidar y cerrar su negocio de mantenimiento de aviones en Brasil, que representó una pérdida no recurrente de 1.025 millones de euros.

En 2020, la aerolínea registró una pérdida de 1.200 millones de euros debido a la pandemia de COVID-19.

La compañía transportó 5,83 millones de pasajeros el año pasado, un 25% más que en 2020, pero sólo un 34% del nivel anterior a la pandemia en 2019.

(1 dólar = 0,9170 euros)