Muchos países apuestan por el hidrógeno, que puede utilizarse en parte para sustituir al gas natural, en su intento de descarbonizar sus economías y encontrar formas de absorber los suministros renovables intermitentes en la red eléctrica. Alemania, que dependía en gran medida del gas ruso hasta que comenzó la guerra de Ucrania, está especialmente interesada en pasarse al hidrógeno.

La red central del país para el combustible de hidrógeno se extenderá a lo largo de 9.700 km y costará unos 20.000 millones de euros (21.600 millones de dólares); los gasoductos existentes constituirán el 60% de la red.

Los legisladores de política energética de los tres partidos de coalición del gobierno acordaron el viernes los detalles de la red, que serán debatidos y se espera que sean acordados por la cámara baja del parlamento la próxima semana, dijeron los legisladores en una declaración conjunta.

Según el acuerdo, la red deberá estar en funcionamiento en 2037 a más tardar, cinco años más allá del plazo original para tratar de aliviar la carga financiera de los operadores, dijo la legisladora de los socialdemócratas Nina Scheer.

El proyecto se financiará a través de las cuotas de los usuarios y será construido por empresas privadas, y para fomentar la inversión en una tecnología que está en pañales, los operadores de la red no serán responsables si uno de ellos quiebra, con una garantía gubernamental de alrededor del 6,7% de rentabilidad sobre los fondos propios antes de impuestos.

El Ministerio de Economía ha estado considerando lo que denomina una cuenta de amortización para cubrir los costes de construcción de la red durante un largo periodo para evitar repercutir el importe total a los consumidores actuales, con planes para que los costes se amorticen en 2055.

Sin embargo, si la demanda es débil y el mercado no despega, los operadores de la red tendrán que asumir alrededor del 24% de los costes, según acordaron las partes.

"El gobierno federal sólo es parcialmente responsable en el improbable escenario de que fracase el despegue de la red básica", decía el acuerdo.

El grupo de presión de los servicios públicos BDEW acogió con satisfacción el acuerdo, pero afirmó que se debería ofrecer a los inversores más seguridad contra la pérdida de capital.

"La prueba de fuego será si las decisiones reales de inversión se toman o no sobre la base del acuerdo", dijo la asociación alemana de servicios públicos locales, VKU, en un comunicado.

(1 dólar = 0,9246 euros)