Los líderes de los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo se reunieron en la cumbre del G20 en la isla indonesia de Bali, donde el cambio climático competirá por el tiempo con temas como la economía mundial y la guerra de Rusia en Ucrania.

Su acuerdo para volver a hablar sobre el clima descongeló las relaciones congeladas a principios de este año después de que la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, enfadara a China al visitar Taiwán.

La noticia del acercamiento se produjo justo cuando los negociadores del clima de la COP27 en el centro turístico de Sharm el-Sheikh, en el Mar Rojo, buscaban una señal de que las naciones del G20 estaban dispuestas a aportar más dinero y nuevos compromisos en la lucha contra el aumento de las temperaturas globales.

Teresa Ribera, ministra española del clima, se mostró esperanzada en que el acercamiento dinamice las negociaciones. "Los dos mayores emisores tienen que ser cooperativos y ambiciosos", dijo a Reuters.

Manish Bapna, presidente y director general del grupo medioambiental Natural Resources Defense Council, lo calificó de "esencial".

"Esta señal inequívoca de las dos mayores economías de trabajar juntas para abordar la crisis climática es más que bienvenida; es esencial", dijo Bapna.

De cara a la última semana de la conferencia de dos semanas, los avances han sido lentos, lo que ha frustrado a los negociadores, que se esfuerzan por encontrar un consenso sobre cómo deben ayudar los países ricos a las naciones en desarrollo a hacer frente al coste de los desastres provocados por el clima.

El resultado de esa cuestión, denominada en las conversaciones sobre el clima "pérdidas y daños", podría definir el éxito o el fracaso de las conversaciones de la COP27.

Un negociador de alto nivel, que no pudo ser nombrado debido a lo delicado de las conversaciones, dijo que después de una semana de apertura cargada de promesas pero ligera en cuanto a nuevos compromisos en efectivo, muchas naciones en desarrollo estaban observando Bali de cerca en busca de una señal de que las economías más ricas estaban tomando acciones concretas.

Los avances del grupo del G20, formado por las economías más ricas del mundo -y también por sus mayores productores de emisiones- podrían llegar en forma tanto de dinero en efectivo como de señales políticas.

Uno de los temas en los que algunos delegados y observadores en Egipto buscaban avances era la provisión de financiación para el clima a los países en desarrollo por parte de los bancos multilaterales de desarrollo, las instituciones financieras internacionales cuyos accionistas soberanos se encuentran en su mayoría dentro del G20.

"Es importante que lo hagan, y eso proporcionará apoyo e impulso a la COP", dijo a Reuters Avinash Persaud, enviado especial para la financiación del clima de la primera ministra de Barbados, Mia Mottley.

Se espera que Estados Unidos anuncie el martes un plan de transición energética con Indonesia en el que también participarán otras naciones del G7, esencialmente un paquete de financiación para ayudar a cambiar la energía del carbón por la energía limpia.

Es posible que los líderes del G20 también traten de acordar una declaración sobre el tratamiento de las preocupaciones medioambientales, lo que supondrá un cierto alivio después de que en agosto los funcionarios no consiguieran acordar un comunicado conjunto, en medio de las objeciones sobre el lenguaje utilizado en los objetivos climáticos y la guerra en Ucrania.